Al llevar sandalias muchas veces olvidas todo el daño que te han ocasionado ese par muy a la moda. Sabes que te han hecho daño y que, con toda probabilidad, te lo volverán a hacer. Sólo que cada vez que las sacas a relucir, es como un enamoramiento de verano.
Hablemos de zapatos, no de parejas, pero ellas son el verdadero delirio y martirio de la temporada estival. Y da igual el modelo: pueden ser sandalias, zapatos de cuñas, bailarinas o pumps. Lo que es seguro es que serán la perdición de nuestros pies.
¿Hay que tener corazón? La verdad es que no. Porque, como en todas las cosas, hay que intentar abordar el problema con un espíritu nuevo, y no resignarnos.
Así que aquí van unos cuantos secretos sugeridos para afrontarlo todo con una buena manicure en casa (y quizá superar) el problema de las ampollas.
Alto, no estamos hablando de hacerlo de forma evidente. Somos conscientes de que la ventaja de la temporada estival es precisamente la de guardar los calcetines gruesos en el cajón.
El consejo, sin embargo, es seguir un pequeño truco que ayuda a prevenir las ampollas en los pies, sobre todo cuando se trata de zapatos planos o sandalias.
Calienta un par de calcetines con un secador de pelo durante un par de minutos. Póntelos y ponte los zapatos. Déjatelos puestos un rato y camina por la casa. El calor ayudará a ablandar el calzado y los hará menos ‘peligrosos’ para tus pies.
Es decir, no sólo para que tus pies huelan mejor, sino también para evitar ampollas y manchas (los zapatos traspasan su color con el calor, ¿verdad?).
Así que aplica un desodorante neutro o, si lo prefieres, vaselina en las zonas donde suelen producirse irritaciones. El producto creará una película entre el zapato y tu piel, protegiéndola.
La piel mojada genera más fricción, lo que puede ser causa de ampollas e irritaciones. Si quieres asegurarte de que tus pies no están mojados, aplica un poco de polvos de talco, que absorben el exceso de sudor y crema.
Esto se traduce en que nunca olvides hacerte la pedicura. Las uñas, si se dejan crecer demasiado, pueden crear roces con otros dedos cuando los zapatos aprietan demasiado
Si tienes la sensación de que un par de zapatos te hace daño, para un segundo, siéntate y aplica un ungüento en la zona que te molesta. Así evitarás que se formen ampollas.
¿Tienes una ampolla? ¿No has podido evitar que aparezca? Que no cunda el pánico. Y, sobre todo, no hagas movimientos bruscos.
Es mejor no pinchar la piel y dejar que la irritación se cure sola. Así que cúbrela con un ungüento y lleva un calzado que no molesta más en esa zona.
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