Era julio de 1988. En todo Estados Unidos, la tierra estaba hirviendo en el verano más cálido registrado hasta entonces. Desde las ciudades la gente iba en manada hacia las playas; subió el consumo de electricidad por el aire acondicionado y las autopistas estaban llenas de vehículos averiados por sobrecalentamiento.
Pero también estaba sucediendo algo más. Hubo un número sin precedentes de asesinatos, violaciones, robos a mano armada y asaltos. ¿Puede haber un vínculo entre el clima y la tendencia general a la violencia?
Llevamos siglos sospechando que el calor puede alterar nuestro comportamiento. Los primeros estudios sobre el fenómeno surgieron a finales del siglo XIX, coincidiendo con las primeras estadísticas fiables sobre delitos.
Según uno de los análisis, los delitos contra las personas tendían a alcanzar su punto máximo en los meses de verano, mientras que los delitos contra la propiedad eran más comunes en el invierno.
Reportes
Cada año, a medida que se eleva el mercurio, experimentamos una transformación colectiva. Algunos de los síntomas son relativamente leves pero otros son más desconcertantes. La ola de calor global de 2018, que provocó sequías generalizadas y un número inusualmente alto de incendios forestales en el Ártico, también se asoció con algunos sucesos humanos alarmantes.
En Reino Unido, entre abril de 2010 y 2018, hubo un 14% más de delitos violentos a 20°C que a 10°C. En México, hay más crimen organizado en las zonas con climas más cálidos, y algunos académicos sospechan que esto se debe a que crea un "gusto por la violencia".
En Sudáfrica, los científicos han descubierto que por cada grado que sube la temperatura, hay un aumento del 1,5% en el número de asesinatos. En Grecia, un estudio encontró que más del 30% de 137 homicidios reportados en una región en particular ocurrieron en días con una temperatura promedio de más de 25°C.
También se han observado patrones similares que involucran crímenes violentos y calor en África subsahariana, Taiwán, Estados Unidos, Finlandia, España… En total, el efecto se ha demostrado en cientos de estudios científicos.
"La relación entre el calor y cosas como los disturbios tiene forma de U. Por eso, cuando hace mucho calor o hay mucha humedad, la gente no hace nada porque es demasiado incómodo moverse", dice Trevor Harley, profesor emérito de psicología en la Universidad de Dundee.
Finalmente, las condiciones al aire libre también pueden afectar la incidencia de autolesiones. Un estudio en 12 países asoció las temperaturas ambientales más altas con un mayor riesgo de suicidio en general, y que esta relación era especialmente directa en los países occidentales y Sudáfrica. En general, el mayor riesgo ocurría cuando las temperaturas alcanzaban los 27°C.
Más estresados y enojados
Por qué el clima tiene tanto poder sobre nuestro comportamiento es un misterio, pero a medida que el calentamiento global avanza, los científicos se apresuran a encontrar algunas respuestas.
Una de las posibilidades más obvias es que el calor sofocante es incómodo, lo que nos pone en un estado de ánimo colectivamente peor y conduce a un comportamiento dañino.
Existe mucha evidencia de que la primera parte de esto es cierta: las altas temperaturas nos enojan más, nos estresan y nos hacen menos felices.
En 2017, los científicos descubrieron que la temperatura ambiente en Finlandia se correlacionaba con la cantidad de serotonina -una sustancia química importante del cerebro que regula la ansiedad, la felicidad y el estado de ánimo en general- que circulaba en la sangre de voluntarios sanos y delincuentes violentos.
Otra idea es que el clima cálido aumenta nuestros niveles de testosterona, lo que nos hace más agresivos, un hecho que también podría explicar en parte por qué a medida que los días comienzan a alargarse, aumenta la incidencia de violencia sexual y doméstica.
La pandemia
Covid-19 ha demostrado ser un experimento natural para una serie de preguntas urgentes, pero independientemente de lo que impulse el vínculo entre el clima y nuestro comportamiento, tiene algunas implicaciones incómodas para el futuro.
Los científicos predicen que, a medida que se produce el cambio climático, solo un aumento de 2°C en las temperaturas medias globales podría aumentar la tasa de delitos violentos en más de un 3% en regiones templadas como Europa Occidental.
Por el momento, muchos expertos creen que estamos en camino de un aumento de temperatura de más de 3°C, incluso si cumplimos con todos nuestros compromisos climáticos actuales. Aunque sigue siendo un misterio por qué nos afecta el clima, tal vez sea mejor que nos preparemos para lo que se avecina.
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