El verano oficialmente ya está aquí y, con el fin de las medidas de confinamiento, muchas y muchos estamos pasando el mayor tiempo posible inmersos en la naturaleza y rodeados de plantas.
No es ningún secreto el que gran parte de la Generación Y.1 (entre los 25 y los 29) y sus hermanitos de la Generación Z hayan desarrollado un vínculo meditativo con las plantas en este 2020. En este preciso instante, la etiqueta #plantparents ya cuenta con más de 287 millones de vistas tan solo en TikTok.
Visto así, ¿cómo fue que la generación a la que siempre se retrató como incapaz de dejar el teléfono a un lado de pronto empezó a ser ‘plant parent’?
“Muchos jóvenes están rodeándose de plantas por no tenerlo fuera de casa. Pero también tiene que ver con algo relacionado con la compañía, ahora más que nunca”, explica Hilton Carter, diseñador de interiores y autor de ‘Wild at Home: How to Style and Care for Beautiful Plants’.
“Todos queremos conectar con la naturaleza y siempre que nos vemos obligados a estar en casa, añoramos ese aspecto que hace que nos sintamos vivos”.
¿Padre de plantas?
Según la revista Forbes, un número importante de millennials está postergando sus planes de tener hijos para beneficio de sus carreras. Las plantas, además de colmar nuestro deseo innato de conectar con la naturaleza, nos están ofreciendo una suerte de familia adoptiva al replicar las responsabilidades y satisfacciones de los roles parentales.
“Para poder considerarte plant parent, debes dar ese paso extra como lo harías con cualquier otro ser vivo”, dice Carter, lo cual implica estar lo suficientemente informado y preparado antes de recibir a tu ‘criatura’.
“Quiero que todo el mundo considere a las plantas como seres vivos. Son mucho más que simples accesorios para darle color a tu espacio. Es un ser viviente que estás trayendo a casa y es tu responsabilidad cuidar de él. Las plantas necesitan que sus padres hagan lo necesario para que puedan desarrollarse plenamente”.
Ser madre o padre significa proveer y observar cómo crece un ser vivo, cómo cambia y se desarrolla y a veces lucha por salir adelante. No pocas son las exigencias, advierte Monai Nailah McCullough, una horticultora radicada en Ámsterdam y que se identifica como ‘plant mom’.
Cuida a tu familia
Lo primero es investigar y conversar con otras personas antes de comprar una planta (recuerda, son seres vivos). Comprar con toda tranquilidad en tu vivero más cercano es un modo de apoyar la iniciativa independiente local y entablar una relación con los expertos de tu barrio en caso de que necesites consejos.
Búscale un lugar para vivir en tu casa que le resulte práctico. El tipo de luz que recibe tu casa definirá qué tipos de plantas podrás adoptar. O según Carter: “Si eres capaz de entender el tipo de exposición solar que recibe tu casa y comprar una planta que encaje, entonces estás abriéndote paso para el éxito”.
Dos, no riegues en exceso tu pequeña planta. “En el ochenta por ciento de los casos, la gente está regando demasiado sus plantas”, explica McCullough. “Su primer reflejo es brindarle amor a sus plantas y el modo más sencillo de amarlas es dándoles agua. A menudo, las plantas no precisamente necesitan de ello, así que procura siempre regar menos que más. Es algo que se puede rectificar fácilmente, mientras que no lograrás extraer el exceso de agua de la tierra”.
Por último, no dejes de aprender y ‘escuchar’, y no tengas miedo a cometer errores: “Ser un plant parent no significa que debas ser perfecto. Recuerda, no existe un manual para ello”, añade McCullough.
“Asegúrate de estar pendiente de tus plantas y observa la manera en que comunican. Si adquieren un color amarillo o café es que están tratando de decirte que algo no está bien, pero no necesariamente que están muriendo. Cuando les prestas atención, también estás aprendiendo mucho acerca de la vida y de ti mismo”.
Ventajas
Según The Royal Horticultural Society, los beneficios de tener plantas de interior incluyen un mejor estado de ánimo, niveles de estrés más bajos, un aumento en la capacidad de atención y en la productividad.
También están los beneficios de establecer una rutina siempre que cuidas de tus plantas, con lo que induces un estado de relajación. “Cuando me pongo a regar mis plantas, en ese momento solo existimos yo y ellas”, es como Hilton Carter define su ritual semanal. “Ese es mi momento zen. Pongo música, prendo incienso y palo santo, me hago un café, y compruebo que el agua esté a la temperatura indicada. Entonces empiezo a recorrer mi espacio y todo lo demás, de algún modo queda atrancado en otro lugar”.
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