El Museo del Prado de Madrid ha presentado la restauración de ‘La condesa de Chinchón’ de Goya, quintaesencia del retrato cortesano que pone de manifiesto “la faceta poliédrica del pintor” y permite apreciar con detalle sus pinceladas en un uso magistral de “las tonalidades blancas y grises".
El cuadro ha sido restaurado por Elisa Mora que pone el broche a su carrera como restauradora tras 38 años en el Prado. “Es una delicia de pintura que deshace uno de los tópicos de Francisco de Goya, en el que solo se muestra al pintor de la violencia, la guerra y el desgarro, para mostrar su faceta de personaje poliédrico y complejo: un Goya sensible y familiar”, ha resaltado Andrés Úbeda, director adjunto de Conservación e Investigación del Museo Nacional del Prado.
Labor
La antesala de Las Musas del Museo del Prado ha acogido la presentación de la obra restaurada, mediante un proceso en el que destacan fases como la “fijación de la capa pictórica” o la “eliminación del barniz oxidado”, que permiten observar las pinceladas de este cuadro documentado en el año 1800.
Realizado sobre un lienzo que, según mostró el estudio técnico, Goya ya empleó en dos ocasiones previas para retratar a Manuel Godoy, primer ministro de Carlos IV, y a un caballero desconocido, que se encontraba en “excelente estado de conservación”, y donde ahora puede apreciarse el retrato de la condesa de Chinchón, en el que destacan aspectos como la “levedad de las pinceladas” y la “escasa materia empleada”.
El retrato, cuya restauración comenzó en marzo de 2020, contaba ya con “intervenciones menores en la obra” hasta su llegada al Prado en el año 2000, tras haber pasado anteriormente por el Palacio de Godoy, el Depósito general de Secuestros y el Palacio de Boadilla del Monte (Madrid), en posesión de los descendientes de directos de María Teresa de Borbón y Vallabriga, condesa de Chinchón.
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