Alma de guerrera, carácter de torera y auténtica como ella sola. Así era María Félix: una mujer que todo lo pudo y jamás tomó un ‘no’ por respuesta. Misteriosa, intelectual y seductora, con una mirada penetrante que cautivaba a las cámaras y hacía a los hombres rendirse a sus pies. La actriz mexicana fue una revolución para su época y hoy el mundo la recuerda como un ícono. En la fecha de su cumpleaños, la conmemoramos mirando a las estrellas y reviviendo los aspectos más fascinantes de su personalidad, que estaban escritos en su carta astral. Esta es una foto del cielo en el momento exacto de su nacimiento que, según la astrología, revela cómo las personas interpretan y se desenvuelven en la vida.
María de los Ángeles Félix Güereña nació un 8 de abril de 1914 en Álamos, Sonora, y falleció en 2002, exactamente en la misma fecha, con 88 años, dormida en su cama en la Ciudad de México. ¿Es casual que haya muerto el día de su cumpleaños? No según la astrología. Ese día, el Sol en su mapa natal se posicionaba en su séptima casa, también conocida como el descendente. Algunos astrólogos dicen que, mientras el ascendente explica la manera en la que llegamos al mundo, el descendente, punto opuesto en la rueda, describe cómo nos despedimos del mismo. Ese 8 de abril, la actriz María Félix se retiró como el sol en el atardecer, irradiando sus últimos rayos de luz, con el astro rey en este punto de salida de su carta astrológica.
¿Cómo era María Félix detrás de cámara y qué la convirtió en una de las actrices más fotografiadas de su época? ¿Qué la hacía tan seductora y quién fue el gran amor de su vida? La fama, ¿era una obsesión? ¿Cómo obtuvo absolutamente TODO lo que quiso? Su carta astral revela esto y más. En la fecha de su cumpleaños, emprendemos un recorrido estelar por su mapa natal. Como decía la estrella: ¡A viajar, a jugar y a soñar!
María Félix era de Aries y portaba su signo zodiacal con orgullo autodefiniéndose ‘enérgica y mandona’. Regidas por Marte, planeta asociado al dios romano de la guerra, las personas de este signo se caracterizan por su espíritu guerrero, y La Doña, como muchos la llamaban, no era la excepción. ‘La vida es un combate. Tienes que tener tus refuerzos. Si no los tienes, te los inventas para poder seguir’, declaró en una entrevista con el periodista Ricardo Rocha. El egoísmo es percibido como una de las posibles debilidades arianas, sin embargo, la celebridad lo consideraba una herramienta de supervivencia. ‘He sido tan egoísta que no me he dado cuenta’. Fiel a su signo astrológico, ella era una mujer fuerte que sabía lo que quería y se defendía sola. Aries es un signo de energía yang y no es casual que María Félix asegurara tener el corazón de un hombre. ‘Dicen que los hombres deben llevar la iniciativa. En mi vida, la he llevado yo’. Esta era una actitud inspiradora para muchas de las mujeres de su época. En una carta astral, las casas representan los diversos contextos en los que se manifiestan los cuerpos celestes. El Sol en el mapa natal de María Félix se posicionaba en la onceava casa, representante de los grupos, lo que la convertía en un personaje que iluminaba a las masas con su esencia.
La poetisa mexicana, Pita Amor, definió a María Félix como ‘un cuchillo desafiando el aire’, y así era como la veía el mundo. En toda carta astral, el ascendente, o cúspide de la casa uno, revela las más profundas admiraciones, lo que llega por destino y la imagen percibida desde afuera.
El ascendente en Géminis de la actriz no solo connotaba una imagen intelectual, como lo es este signo de aire, sino que además la hacía una eterna estudiante y una admiradora de las mentes brillantes. No es casual que a los 15 años haya sido coronada ‘la reina de los estudiantes’ en la Universidad de Guadalajara y que haya aprendido a dominar múltiples lenguas. Para ella, sus dones de actuación se basaban en su disciplinado estudio. Su deslumbre por las personas intelectuales la llevó a relacionarse con ‘la aristocracia del talento’, como bautizó a los artistas de su época. Su sociabilidad, su curiosidad que se reflejaba en sus ojos chispeantes y su indiscutible virtud la convirtieron en una más de ellos. Este ascendente también la destinó a vivir apasionados romances y a sentirse joven hasta el último día. Por eso solía relacionarse con personas menores que ella, como su última pareja Antoine Tzapoff, o su hijo Enrique Álvarez Félix, a quien consideraba su mejor amigo.
Sin embargo, María Bonita no era puro color como lo son usualmente las personas con el ascendente en Géminis. La presencia del filoso Plutón –astro asociado al dios del inframundo– en su primera casa, le otorgaba a su imagen un tinte color negro azabache. Según la escritora Elena Poniatowska, caminaba ‘como las fieras, desplazando a su derredor ondas misteriosas’. María era una mujer magnética, obsesionada por el poder, que lucía a los modistos más prestigiosos de la época como Dior, Givenchy y Balenciaga, y se adornaba con reptiles de las más ostentosas joyerías como Cartier. Había un halo de misticismo o ‘plutoniano’ alrededor de ella, como si ocultara un secreto detrás de su mirada penetrante y de su ‘monstruosa’ belleza, como la definió el artista Diego Rivera. En gran parte, fue esta imagen la que despertó tantas teorías conspirativas sobre la actriz, que insinuaban una relación con el ocultismo y las prácticas satánicas. Incluso, su propio sobrino Alfredo Félix citó que ‘ella tenía el embrujo. Engatusaba a los hombres, los embrujaba con su mirada. Ella tenía un pacto con un ente siniestro que hacía que los hombres cayeran a sus pies’.
La residencia de Plutón en la primera casa también puede indicar el acontecimiento de sucesos traumáticos o tanáticos a edades tempranas. Para María Félix, fue la muerte de su hermano Pablo, su amor platónico. ‘Yo sí estaba enamorada, su guapeza, tocaba la guitarra, tenía los ojos como de tigre, era un macho a todo dar. Fue un amor platónico, por eso fue incesto blanco, otra cosa no, no creo que hubiera llegado hasta ahí’, declaró. La muerte fue reportada como un suicidio, si bien la artista siempre lo negó, debido a que el balazo se ubicaba en la espalda. A pesar de haber estado casada cuatro veces –con Enrique Álvarez Alatorre, el cantante Agustín Lara, el actor Jorge Negrete y el banquero Alexander Berger– muchos aseguran que el amor de su vida fue su hermano Pablo. Sin embargo, el gran amor de la vida de María Félix, fue María Félix. ‘Nunca he querido a nadie como me he querido a mí misma’, afirmó en una entrevista con Enrique Krauze.
Según el astrólogo Howard Sasportas en Las doce casas, cuando el Nodo Norte se posiciona en la décima casa y el Nodo Sur en la cuarta, como en el mapa natal de María, ‘ser ama de casa no es suficiente. El trabajo o la carrera debe servir al colectivo’. La Doña fue una mujer sumamente contemporánea para su época y en una entrevista pronunció las siguientes palabras: ‘Yo amo mi casa, pero no soy ama de casa. Aquí, entre ustedes, no me gusta, no me va’.
Con la luna, el refugio emocional, junto al Nodo Sur en la cuarta casa, y en oposición, Mercurio y Quirón junto al Nodo Norte en la décima, casa de la exposición pública, podemos suponer cierto apego a la fama y al reconocimiento por parte de la actriz, con el fin de evadir su hogar interior, donde a menudo habitan emociones dolorosas.
Tanto en la mitología como en la astrología, Venus representa la seducción. Según los antiguos romanos, la diosa de la belleza y el amor manifestaba sus deseos desde un plano invisible, en el que reinaban sus encantos y su magnetismo, atrayendo sus anhelos hacia la palma de su mano. Posicionado en Tauro, signo del placer y la abundancia material, este planeta le brindaba a María Bonita un don para las artes, la seducción y la manifestación desde un plano sutil. ‘Nunca he tenido que pedir nada; a mí se me ha dado todo’, dijo en su conversación con Rocha. En su juventud, era una gran admiradora del compositor Agustín Lara, con quien aseguraba algún día se casaría. Y así fue. ‘Muchos de los objetos que ven en mi casa, me han estado esperando. Muchas veces los veo en un libro, en un catálogo, y de pronto: ¡PAF! Me los encuentro delante de mis ojos. Hay algo de magia y de misterio en todo esto. Nunca me lo he podido explicar. Tengo citas con los objetos y también con la gente. De pronto abro una puerta y hay alguien detrás. Y así, de repente, me cambia la vida’.
Su carácter atrevido, asertivo y en ocasiones agresivo a la hora de generar sus propios recursos, se debían a la posición de Marte –el guerrero interior– en la casa número dos, donde residen las pertenencias propias. Tras su primer divorcio en 1938, su exmarido se llevó a su hijo Enrique a Guadalajara. En aquel entonces, María Félix aún no era famosa, pero con el fin de recuperar la custodia de su hijo, se propone ser más poderosa que su expareja, y en tan solo dos años, logra sus objetivos.
La presencia de Neptuno en esta segunda casa hacía que María utilizara sus recursos, como su dinero y sus posesiones, como una llave para desbloquear el paraíso en la Tierra. En la mitología romana, Neptuno era el dios del mar, y no es casual que su extravagante hogar, con reminiscencias al siglo XVIII y cierto resplandor de fantasía, pareciera un palacio en el fondo del mar.
El talento, la fortuna, los viajes al exterior, y a veces incluso una dosis de soberbia, frecuentan en personas con Júpiter en la novena casa, asociada a los viajes y al más allá. Este era el caso de la actriz, quien aseguraba que la soberbia era siempre de gran ayuda. En 1940, María Félix fue descubierta por Fernando Palacios, quien se acercó a esta ‘espectacular mujer’ que vio por la calle invitándola a hacer cine. Ella, con su orgullo, le contestó que cuando le interesara, entraría por la puerta grande. Él le respondió que con su porte, podía entrar por donde quisiera. Así comenzó la trayectoria de este ícono de la época dorada del cine mexicano, quien llegó a participar en 47 películas principalmente en México, España y Argentina. Si bien tuvo la oportunidad de hacer una carrera en la meca del cine, su amor por México jamás le permitió arrepentirse de haberle dicho que no a Hollywood.
La presencia del revolucionario Urano junto a Júpiter en esta casa, exaltaba su personalidad controversial y aumentaba la probabilidad de sucesos inesperados en viajes. El ejemplo perfecto es su reencuentro con Jorge Negrete en Argentina en 1952 grabando La pasión desnuda, se casó con el actor ese mismo año, de regreso a México. Estos planetas en conjunción sobre la novena casa también indicaban una relación potente e inusual con la divinidad. ‘Yo no soy religiosa, tengo un dios particular. Tengo un dios; tengo mí dios’.
En la fecha de su cumpleaños, todos, hasta las estrellas, recuerdan a María Félix; una mujer contemporánea, auténtica e independiente, que hasta el día de hoy inspira con su historia.
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