SEGUNDA PARTE
Siete brillantes tonos de azul caracterizan al lago de Bacalar, Pueblo Mágico de Quintana Roo conocido por sus tonos del turquesa resplandeciente hasta el cobalto profundo. Sin embargo, el lago se encuentra “bajo una grave amenaza”, como lo consideran sus habitantes y trabajadores, quienes a través del turismo han impulsado a la laguna de forma nacional e internacional, aunque también acrecentado el daño a este patrimonio natural.
El creciente turismo
La industria del turismo local ha jugado un papel en la degradación de Bacalar: "Bacalar como destino turístico ha recibido una mayor atención, pero carece de la planificación urbana necesaria, incluido el tratamiento de aguas residuales y las instalaciones sanitarias suficientes". Señala Luisa Falcón (ecóloga de la UNAM).
Un estudio del que la investigadora fue coautora encontró en la laguna grandes cantidades de Firmicutes, una bacteria que se encuentra en el intestino humano.
Además, Claudio Del Valle dice que una industria turística creciente en el lago, que incluye botes, kayaks, motos de agua, anclas, aletas e incluso personas que pasan el tiempo al borde de la laguna, está causando la rotura de la superficie de los estromatolitos.
Cuando se perfora su superficie, mueren, al igual que los arrecifes de coral: "Hay muchos hostales, hoteles, Airbnb… a muchos no les importan los estromatolitos ni los manglares que permiten que los recursos naturales de la laguna se regeneren", señala.
En cierto modo, como guía turístico, él solía ser parte del problema. Bacalar, al sur de los populares puntos turísticos como Cancún, Tulum y Playa del Carmen, atraía a cerca de 100.000 turistas por temporada en los últimos años.
Y los operadores locales han sido los promotores: "Estábamos haciendo anuncios y publicidad para hacer ese lugar más famoso y popular, sabiendo que no tiene la infraestructura, los planes, el proyecto, para proteger la laguna", dice Del Valle.
La investigadora y bióloga local Silvana Ibarra, miembro del Consejo Ciudadano y Científico en Pro de la Restauración y Preservación del Acuífero y Sistema Lagunar de Bacalar, coincide en eso: "El crecimiento del turismo en Bacalar es de 600% en tres años, y los anfitriones no están preparados", dice.
¿Qué hacer?
La desaceleración de la actividad turística en los últimos 12 meses les ha dado a los 42 kilómetros de largo del lago la oportunidad de recuperarse. "Estos problemas comenzaron hace una década y se agravaron hace dos años, pero la mejora durante la pandemia hizo que volviéramos a ver animales como la nutria de río", dijo Ibarra.
Esta ralentización de la actividad turística también ha hecho que los colores de la laguna cobren vida. Con un turismo más sustentable, el lago de Bacalar puede continuar su recuperación y restaurar su reputación como el "Lago de los Siete Colores".
Y hay varias cosas fáciles para que los viajeros contribuyan. Ibarra aconseja no tocar, pisar ni sentarse nunca sobre los estromatolitos de la laguna. Los visitantes deben ingresar a la laguna descalzos y nunca con protector solar o maquillaje, ya que ambos pueden blanquear los estromatolitos.
"Quédate en hoteles ecológicos y algo muy, muy importante: reduce tus desechos" -dice- "Hay que venir sabiendo que es un santuario natural frágil que debe ser tratado con cuidado. Es importante proteger la laguna y sobre todo adaptarse al territorio, porque de lo contrario se perderá su belleza y bondad natural".
Respuestas
Mientras tanto, antes de que los viajes regresen a niveles pre pandémicos, Del Valle dice que depende de los operadores turísticos locales salvar la laguna cristalina, la más grande de la Península de Yucatán.
Del Valle se ha acercado a muchos de los operadores que rodean la laguna para ayudar a que sus ofertas turísticas sean más sostenibles. "Los lugareños son dueños de todas las lanchas de la laguna y son cientos. He hablado varias veces con muchos de ellos para persuadirlos", dice.
"Les ofrecí capacitarlos sin costo para hacer recorridos en remo, para hacer recorridos en velero, cosas que no afecten a la laguna" -continúa- “Ojalá que llegue el momento en que haya un cambio en la sociedad, y con eso la naturaleza, que es lo más importante, comenzará a recuperarse".
Recordando sus primeras impresiones del entonces glorioso lago de Bacalar, en un momento en el que estaba luchando con su propio trauma, Del Valle hace una pausa. "Realmente hizo que me recuperara", dijo.
En cierto modo, la laguna ahora amenazada fue un catalizador para su propia curación: "Era la primera vez en mi vida adulta que tenía este sentimiento de pertenecer a una 'cosa'". Con suerte y con un poco de ayuda, dice, el lago de siete colores de México también se puede curar.
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