El conocido “gasto hormiga” se refiere a esos pequeños gastos que hacemos comúnmente y que, al sumarse, pueden llegar a representar una cantidad significativa de dinero.
Estos pequeños gustitos pasan desapercibidos al no implicar un gasto grande de golpe, pero día a día generan una pérdida de recurso bastante considerable que podrías ahorrar para situaciones más necesarias o urgentes.
Algunos de los principales gastos hormiga son:
Los cafecitos diarios
Comidas y snacks fuera de casa
Compras impulsivas en tiendas pequeñas o en línea
Bebidas y comidas en máquinas expendedoras
No te decimos que no te des tus gustos de vez en cuando, sabemos que el típico “me lo merezco” es muy cierto, pero puedes intentar reducirlos para que no sean diario
Identifica tus gastos hormiga: El primer paso para arreglar un problema, es conocerlo.
Aprende a reconocer necesidades y deseos: No siempre es una necesidad lo que creemos que es indispensable tener.
Evita la tentación: Si sabes que cierta tienda o sitio tiende a llamarte a gastar, evita frecuentarlos.
Espera antes de comprar: Si te gusta algo pero en el fondo sabes que no lo necesitas, intenta dejar pasar 1 o 2 días para evaluar qué tan necesario es el gasto o que tanto quieres el gusto.
Establece metas de ahorro: Fijando una meta te ayudará a resistir estos gastos innecesarios pequeños, para conseguir algo que tenga más valor para ti.
El gasto hormiga no es necesariamente malo, siempre y cuando esté dentro de tus posibilidades y no te afecte a largo plazo. Lo principal es ser consciente de tus gastos y tomar decisiones racionales.
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