Veracruz, en las redes del crimen organizado; buscan a desaparecidos en época de JDO

“No sabemos nada de mi hijo… es como si se lo hubiera tragado la tierra", señaló Rufina Abaroa Rodríguez; a cinco años de la desaparición de su hijo Alfredo, solo tiene una certeza: el crimen organizado está detrás de esto.

Alfredo Hernández Abaroa, de entonces 42 años, desapareció el 26 de agosto de 2016 en alguna parte del estado de Veracruz. Ese viernes se enfiló con uno de sus compañeros de trabajo desde Coatzacoalcos hacia la Ciudad de México, sin imaginar que su destino ya estaba sellado.

“Mi hijo viajó al estado de Veracruz, porque trabajaba (en México) trasladando automóviles; ellos tenían un grupo de WhatsApp donde se comunicaban los compañeros de trabajo dónde andaban, a qué hora llegaban…

Entregó su unidad y consiguió un raite de regreso; un compañero lo iba a regresar, pero le dijo ‘sí te consigo el raite, pero acompáñame a Coatzacoalcos y de ahí sales’. De regreso, cuando se subió a la unidad que lo iba a trasladar a México, iban dos personas más en la unidad que no conocía”, relató Rufina.

En el transcurso del camino, Alfredo envió un mensaje a su grupo de WhatsApp, avisando que iban cruzando Brinco La Esperanza. Esa fue la última comunicación que tuvo con ellos y, hasta la fecha, no han tenido noticias de él.

Ese día desaparecieron cuatro personas. Ninguno de los tripulantes del vehículo, ni siquiera la unidad en la que viajaban, ha aparecido.

Empieza el viacrucis

Tras la noticia de su desaparición, su hermana, quien también radicaba en la Ciudad de México, comenzó a buscarlo; sin embargo, al ver que los días pasaban y no había pistas de él, decidió trasladarse a Xalapa para informar a Rufina.

“Me dijo que estaba desaparecido, que los mensajes no llegaban y las llamadas no entraban… entré en desesperación”, recordó con lágrimas en los ojos.

En Xalapa, a Rufina le fue notificado que, en Córdoba u Orizaba, había una denuncia similar al caso de su hijo. Se trataba de la denuncia por la desaparición de una de las personas que viajaban con Alfredo, lo que les confirmó que los cuatro tripulantes fueron desaparecidos aún en territorio veracruzano.

Colusión entre policías y criminales

La desaparición de Alfredo Hernández Abaroa ocurrió dentro del gobierno de Javier Duarte de Ochoa, exgobernador actualmente preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, sobre el que pesa la desaparición forzada de más de 200 personas.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación, Veracruz se encuentra entre los 10 estados del país con más personas desaparecidas.

Tan solo en el sexenio de Duarte de Ochoa, de 2010 a 2016, se reportó la desaparición de 2 mil 434 personas, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No localizadas.

En gran parte de estos casos se ha confirmado la participación del crimen organizado, cuyos tentáculos alcanzaron, en ese periodo, a mover los hilos de la Secretaría de Seguridad Pública, bajo el mando de Arturo Bermúdez Zurita.

En 2018, la Fiscalía General de Veracruz reveló una red tejida en las entrañas de los grupos delictivos y los cuerpos policiales, quienes se encargaban de someter a las víctimas a golpes, descargas eléctricas y hasta violaciones, para después entregarlas al crimen organizado y borrarlas de la faz de la tierra.

“Era una política sistemática extendida por todo Veracruz durante el mandato de Duarte. La fuerza de reacción era una policía con apariencia de función preventiva.

Detectaban a alguien sospechoso, lo revisaban y, si había indicios de que colaborara con el crimen organizado porque le encontraban fotografías o mensajes de texto, tenían la instrucción de entregarlas a un grupo de Fuerzas Especiales para extraerles más información y luego desaparecerlas”, declaró en su momento el entonces fiscal general, Jorge Winckler Ortiz.

El reporte de desaparición de personas con participación de policías se extendió en por lo menos 53 municipios veracruzanos. Las víctimas fueron asesinadas y enterradas en fosas clandestinas.

Para Rufina, la desaparición de su hijo está relacionada con el crimen organizado. Y aunque no tiene pruebas, las pistas que ha conseguido podrían respaldar su sospecha.

Crimen organizado, el principal sospechoso

Las hipótesis de Rufina se centran en dos personas: un compañero de trabajo y su última pareja sentimental; sin embargo, es esta última quien podría tener nexos con la delincuencia organizada.

“Tengo entendido que un compañero de mi hijo no lo quería. Aparte, una amiga que tenía él en Tierra Blanca, que al parecer era su novia, nos llegó el rumor de que reclutaba personas.

Después de la desaparición, ella llamó para preguntar por él. Luego de eso, la mujer se borró y no volvimos a saber de ella”.

De acuerdo con la información que pudieron recabar Rufina y su familia, esta mujer fue la última persona que vio a Alfredo y sus acompañantes antes de su misteriosa desaparición.

“Fue la última que lo vio en Veracruz, en un café”, señaló. Versión que, según dijo, pudieron confirmar los meseros del lugar.

Pese a todas las evidencias recabadas por la familia de Alfredo, hasta el momento las autoridades no han indagado sobre el caso y las investigaciones que iniciaron en 2016 permanecen estancadas.

Hasta encontrarlo…

Un informe de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas detalló que, de 1964 a la fecha, en el país se ha documentado la desaparición de 92 mil 794 personas.

La mayoría de estas desapariciones han ocurrido en Jalisco (15.35 por ciento), Tamaulipas (12.56 por ciento), Estado de México (10.76 por ciento), Nuevo León (6.13 por ciento), Veracruz (5.89 por ciento), Sinaloa (5.40 por ciento), Sonora (4.53 por ciento), Michoacán (4.50 por ciento), Guerrero (3.89 por ciento) y Coahuila (3.71 por ciento).

Aunque, según la Secretaría de Gobernación, Veracruz es el segundo estado con más acciones de búsqueda, la desaparición de personas no ha cesado y, actualmente, dos de sus municipios (Úrsulo Galván y Playa Vicente) se mantienen entre las 10 ciudades de México con más fosas clandestinas del crimen organizado.

Ante la poca actuación de las autoridades, Rufina se ha dado a la tarea de buscar a su hijo por todo el territorio veracruzano.

Ha ingresado al predio La Guapota, en Úrsulo Galván; al Parque Natura, en Xalapa, y actualmente se encuentra buscando en la Estancia Garnica, también en la capital veracruzana, donde junto con el colectivo ‘Buscando a nuestros desaparecidos y desaparecidas Veracruz’ ha solicitado permiso para iniciar una búsqueda en el panteón Palo Verde, sitio en el que se presume la existencia de fosas clandestinas.

La búsqueda de Alfredo también se ha extendido a otros estados, como Guerrero, y Michoacán, sin que hasta el momento se tengan indicios de su paradero; no obstante, Rufina no parará hasta encontrarlo, aunque la tarea le pueda llevar la vida entera.

“Lo amo y lo extraño mucho; sus hermanas y yo lo esperamos con todo nuestro amor”.