La Organización Panamericana de la Salud (OPS), en un informe conjunto con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), señala que sólo si se aplana la curva de contagio de la pandemia por COVID-19 se podrán reactivar las economías de la región de las Américas, lo cual atañe a México.
El reporte de OPS y CEPAL propone un enfoque con tres fases que incluyen la adopción de políticas de salud, económicas, sociales y productivas dirigidas a controlar y mitigar los efectos de la pandemia, reactivar con protección y reconstruir de manera sostenible e inclusiva.
Y es que actualmente, refirió la OPS, por el número de contagios algunos países de América se han convertido en el actual epicentro de la pandemia de COVID-19, enfermedad provocada por el SARS-CoV-2.
Hasta el 29 de julio, se han registrado más de 4.5 millones de casos de COVID-19 y casi 190 mil muertes en América Latina y el Caribe. Una importante cantidad de países está lejos de alcanzar un aplanamiento sostenido y significativo de la curva de contagios.
En el plano social y económico, la pandemia ha desatado una inédita crisis económica y social, y si no se toman medidas urgentes, podría transformarse en una crisis alimentaria y humanitaria.
El informe fue dado a conocer en una conferencia de prensa conjunta encabezada por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, y Carissa F. Etienne, Directora de la OPS, los altos grados de desigualdad acompañados por elevados niveles pobreza, informalidad, desprotección social y limitado acceso a salud oportuna y de calidad, explican los altos costos sociales que la pandemia está teniendo en la región.
En la dinámica de los contagios también influye el alto grado de urbanización y metropolización, pues más de un tercio de la población vive en ciudades de un millón o más habitantes. Asimismo, las debilidades históricas del sistema público de salud también contribuyeron a la vulnerabilidad de la región.
Al respecto, destaca que la matriz de desigualdad en la región posiciona a ciertos grupos en especial situación de vulnerabilidad, entre ellos las personas mayores (85 millones), trabajadores informales (54% del empleo regional), mujeres (mayoría en actividades informales, con trabajo no remunerado aumentado y mayor exposición a violencia doméstica), pueblos indígenas (60 millones de personas y con comunidades que pueden desaparecer), personas afrodescendientes (130 millones de personas en 2015), personas con discapacidad (70 millones de personas) y migrantes. Todos estos grupos requieren una atención especial que mitigue sus condiciones especiales de vulnerabilidad.
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