ESPECIAL I Un acústico canto de los pájaros ambientan unos barrancos mientras revolotean entre las ramas de los árboles, contraste a la comunidad de aves, entre filosas rocas y gigantescas piedras yacen los cuerpos desmembrados de los crustáceos que murieron al secarse el arroyo Coyutla.
El miedo y la incertidumbre se apodera de la Sierra del Totonacapan porque la sequía podría recrudecer en los próximos meses del estiaje, y dejar sin agua a los habitantes de Coyutla, Mecatlán y Filomeno Mata que se abastecen del vital líquido de ese riachuelo.
En los últimos 15 días, el vital líquido se evaporó ante las altas temperaturas registradas en la primera semana de abril. Desaparecieron pozas y chorreras de aguas limpias y cristalinas donde los pobladores y visitantes de la región acudían a bañarse, nadar y lanzarse “clavados”.
El murmullo continuo de las corrientes de agua que chocaban contra las piedras desapareció. Hay un silencio absoluto sobre el caudal. Sólo entre las copas de los árboles se imponen los silbidos de algunas aves que se escabullen entre los movimientos ondulantes de las ramas.
Además del silencio, ahora abundan restos de cangrejos de río que quedaron varados entre las enormes piedras. A lo lejos, deslumbran las rocas afiladas que contenían las pozas en formas de piscinas, con desbordantes aguas limpias y cristalinas; hoy sólo contienen pequeños charcos donde serpentean algunos peces que han sobrevivido al embate de la aridez.
En el lugar, también se han quedado plasmados las huellas y heces de los mapaches que durante las noches se adentran sobre el arroyo para capturar y alimentarse de peces y crustáceos que quedaron atrapados en el intempestivo estiaje.
Histórica sequía del arroyo
Por primera vez en la historia se secó el arroyo que abastece del líquido a la cabecera municipal de Coyutla y a las comunidades de los municipios de Filomeno Mata y Mecatlán.
El coordinador operativo de la asociación civil, Calixaxan, Sergio Rivera Nasser calificó como una situación crítica, histórica y preocupante el hecho de que el arroyo se secara dos meses antes de la temporada fuerte del estiaje, aun cuando predominaron las lluvias durante el primer trimestre del año 2022.
La escasa y débil corriente de agua es alimentado por el manantial “Los Cajetes”, el cual emerge bajo las faldas de uno de los cerros que se ubican a casi un kilómetro arriba de la zona habitada de Coyutla.
A partir de esa zona, más para el norte, el arroyo está completamente seco. Arrasó con la vida de especies acuáticas como los peces, camarones y cangrejos de río que eran abundantes en ese afluente.
Pero el temor y la incertidumbre ha comenzado a extenderse entre los habitantes de los tres municipios, catalogados como poblaciones con pobreza extrema y marginación.
Sergio Rivera consideró que la sequía del arroyo es consecuencia del grave problema de deforestación que han hecho las personas en la parte alta de la cuenca, y en futuro no muy lejano – agregó – desencadenaría una disputa por el agua entre las localidades de Coyutla, Mecatlán y Filomeno Mata.
En años pasados, entre junio, el estiaje sólo secaba un tramo del riachuelo, unos 100 metros aproximadamente, pero nunca de la zona del manantial “Los Cajetes”.
El arroyo Coyutla es uno de los tres principales afluentes que alimentan y desembocan sobre el río Necaxa, el cual abastece del vital líquido a Espinal, Papantla, Gutiérrez Zamora y Tecolutla.
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