Como un signo de fe, el obispo de Orizaba monseñor Eduardo Cervantes Merino encabezó una procesión de la Alameda a la catedral de San Miguel Arcángel, como parte de la celebración del Domingo de Ramos.
"Queremos ser un signo de esta profesión de fe y animar a la comunidad cristiana y no cristiana a ir descubriendo al Señor Jesús como el camino, la verdad y la vida, que al final de cuentas se concreta en la resurrección de Cristo, pero que tuvo que pasar por su pasión y muchas veces por la humillación”.
Monseñor Cervantes Merino indicó que en el Evangelio algunos relatos hacen parecer que triunfa el mal, la soberbia y las autoridades abusivas, y pareciera que hay quienes usan el poder para humillar a otros, para tener dominio y control sobre ellos y así sacar ventajas o hasta destruirlos.
El obispo de Orizaba apuntó que aclamar a Jesús con las palmas es reconocer su victoria ante el mal.
Mencionó que esta marcha era un signo de fe para aclamar a Cristo como Señor, pero además, al ir bendiciendo las palmas al aire libre, esto permitirá preservar los protocolos ante la pandemia.
Destacó que quienes participaron en este recorrido usaron su cubrebocas, ya que aún se vive durante la pandemia.
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