Este martes, mientras todas las madres festejan su día rodeada de regalos y música, doña Ana María sepultará a su primogénito, un menor de 13 años de edad quien murió ahogado en el río Agua Dulce durante la tarde del domingo.
La mujer embarazada de cinco meses de gestación, predica la palabra de Dios en el templo “En manos del alfarero restaurando lo perdido”, terminó desmayada en medio del culto, cuando recibió una llamada telefónica donde le informaron que su hijo David estaba desaparecido, tras caer en una fosa de más de 8 metros casi a la altura de puente Marín.
Todos los domingos, David acudía al templo junto a sus padres, pero en esta ocasión se quedó a cuidar a su abuelita quien presentaba diversas dolencias, pero luego de asistirla se fue con su abuelo, tío y otros primos al caudal del río Agua Dulce donde pescarían.
Ahí se quitó los zapatos y se metió al afluente, caminaba sin preocupación porque había poca corriente, pero pisó una fosa que prácticamente se lo tragó para finalmente salir sin vida.
La madre a orilla del afluente no se cansó de orar para que su hijo fuera rescatado con vida, pero 30 minutos después de una lucha titánica de sus familiares, encontraron a David pero muerto.
La falta de humanismo y sensibilidad de algunos rescatistas, mantuvieron el cuerpo del menor entre el agua, colocándoles encima de su cuerpo varios chalecos salvavidas para cubrirlo.
Ante la espera de servicios periciales e incluso de la búsqueda de la médico legista porque en Agua Dulce no trabaja los domingos, las piernas de David permaneció en el agua y el resto en el monte de la orilla por varias horas, por lo que su cuerpo comenzó a llenarse de hormigas.
Ahí ante la mirada de sus padres, Ana y Francisco suplicaron a la policía que sacaran por completo del agua el cuerpo de su hijo extinto, pidieron a los uniformados que tuvieran clemencias en el nombre de Dios.
Tras convencer al oficial policiaco, el cuerpo del menor fue abrazado por su padre, colocó la cabeza de su hijo en su brazo derecho y con la izquierda le levantó las piernas de su primogénito.
De la misma forma, como lo cargaba cuando era un bebe, el padre cargó a su hijo en medio del monte y del llanto para llevarlo hasta la parte más alta donde se encontraba su madre en espera del personal de periciales.
Por su parte, la pastora Isela Pérez Córdoba, informó que aparte del dolor que enfrentan los padres, también presentan complicaciones para conseguir el dinero que cubra el servicio funerario.
Detalló que hasta la mañana de ayer le estaban pidiendo entre tres y cinco mil pesos para que el cuerpo le fuera entregado y lo trasladaran a esta ciudad.
Las personas de buen corazón que deseen apoyar económicamente a los padres pueden entregar sus donativos en el templo “En manos del alfarero” ubicado en la carretera a la Granja en la colonia Díaz Ordaz, justo al costado de la sub estación de la CFE.
Hoy mientras las madres celebraran el 10 de mayo, doña Ana se despedirá de su hijo en el panteón.
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