Son dos las ocasiones en que Dafne Aromar Martínez ‘salió del clóset’, la primera como gay, mientras que la segunda fue como mujer trans, hecho del que se dio cuenta desde la infancia, dejando a un lado el tabú del abuso sexual como causa principal de sus preferencias sexuales e identidad de género; hoy en día vive plena y feliz.
“Todo tiene una transición, comencé como travesti, como tres fines de semana me vestí como mujer, porque en el trabajo tenía que ir varonil, fui diseñadora de modas en una casa muy conocida de Coatza, posteriormente cuando mi papá se entera pasó ese detalle del tabú, del qué va a decir la gente, y te vas, fue así como me fui a vivir con una amiga, esa amiga me enseñó a trabajar y se lo agradezco hoy en día… al principio como la mayoría fue difícil…Vivo feliz y rodeada de amor con mi familia, mis padres, mis hermanos y mis sobrinos que son como 30”, señaló Aromar Martínez.
ROMPIENDO TABÚES
A sus 35 años, Dafne reconoce que fue complicada la aceptación en su familia, principalmente porque son cinco hijos varones y por parte de su padre, quienes con el paso del tiempo comprendieron que las preferencias sexuales y su expresión de género nada tenían que ver con su persona.
“Al principio, como todo, fue un poco difícil, vengo de una familia de padre y cuatro hermanos varones, fue difícil salir del clóset, había tabúes, mi familia era un poco machista, fue duro para ellos, pero después de un tiempo me aceptaron… me di cuenta desde que tengo uso de razón, nunca fui abusada sexualmente como la gente dice, que eres gay porque abusaron de ti, porque te tocaron, gracias a Dios en mi familia no pasó así, a pesar de que soy el más chico”, mencionó.
Dafne no jugó con muñecas, ni tuvo juguetes que lo hicieran afeminado, pero reconoce que en su infancia cuestionaba a su madre el porqué no podía usar vestidos, por lo que desde ese entonces se asumió como una persona LGBTTTIQ+.
“Salí del clóset (como gay) a los 21 años… Todo tiene una transición… por mi trabajo mi jefa me mandó a una sucursal a Villahermosa, trabajé cuatro años y cuando regresé de Villahermosa, ya regresé como una mujer trans, ya hormonizada, con el cabello largo y con miedo, porque sí venía a ver a mi papá, pero te amarras el cabello, usaba ropa holgada, fue un poco más complicado, yo tenía como 25 años”, narró.
-¿Entonces fue una doble salida del clóset?, se le cuestionó, a lo que respondió: “sí, porque cuando mi papá me preguntó que cómo estaba esto, le expliqué y lo que me dijo es que hiciera las cosas bien, que no me metiera sustancias en el cuerpo, pues porque él ha sabido de otros casos y gracias a Dios nada de eso”.
ESTEREOTIPOS, UNA LÍNEA DELGADA
ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE
Dafne es una mujer con figura espigada, sin embargo, a diferencia de muchas mujeres trans, ella decidió no operarse el busto ni inyectarse otras sustancias para transicionar, pues teme sufrir daños en la salud y es una promesa hecha a su padre.
“El estigma o el estereotipo de un busto grande, a los riesgos de salud, no me he hecho nada hasta ahorita por miedo y tiene que ser con una persona profesional”, remarcó.
-¿Más allá de tu núcleo familiar qué te ha tocado vivir como discriminación?
“Las discriminación en el día a día, desde que te subes al taxi y no te dicen ‘señorita’, te dicen ‘caballero’, y vas vestida de mujer, pero te responden: ‘sí, pero al final de cuenta eres varón’, hay esa homofobia todavía, inclusive de las mismas mujeres, vas a un evento social y entras al baño y te dicen: ‘vas al baño de allá porque eres hombres’, y vas al de hombre y te contestan: ‘el tuyo es allá’, entonces qué baño me toca, ahí es también ese detalle”.
-¿Te ha tocado sufrir agresión?
“Hace mucho tiempo en el carnaval, pero fue porque estaban tomados, pero así de golpes, pues no”.
-¿Cómo se vive la discriminación dentro de la misma comunidad LGBT?
“Entre nosotras hay mucha rivalidad, pero a todas les hablo, les saludo y les sonrío si no los conozco”.
-¿Qué mensaje le darías a la sociedad?
“Que se informen un poco más, somos como cualquier persona hetero, con oficios, con muchas cosas como cualquier gente, con sentimientos, también nos enfermamos”.
Dafne es estilista, profesión con la que se siente plena y que la compromete a prepararse a dar un excelente servicio.
A raíz de su vida como mujer trans, su padre es muy cuidadoso de ella, al grado que bromea con Dafne si usa faldas cortas o no trae maquillaje en el rostro.
“Ya vivo como una mujer día a día en mi casa, mi rol es como una mujer, también cocino, lavo y trapeo”, puntualizó.
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