Con sus uniformes del Deportivo San Marcos sobre sus ataúdes, este viernes fueron sepultados Yovani Valencia Olivares, conocido como “El Bochito” y su hermano Jair, apodado “El Pollo”, de 16 y 20 años, respectivamente, así como de Misael Olivares, “Sami”, también de 16 años, previo a darles sepultura.
Los cuerpos del joven y de los adolescentes fueron repatriados el miércoles y llegaron al San Marcos Atexquilapan a la medianoche. Fue este viernes que tras ser velados y de una misa de cuerpo presente los enterraron en el panteón de la localidad.
El pueblo tiene un fervor católico y el párroco, Andrés Hernández Solano, lamentó que los jóvenes fallecidos sufrieron un suplicio: “Son mártires; ahora ya gozan la gloria de Dios nuestro señor”.
El tío de los tres, Óscar Olivares, puso el dedo en la llaga respecto a las condiciones en las que vive la comunidad.
El hombre agradeció al gobierno federal por todas las facilidades legales que le dieron a su familia para lograr el retorno de los chicos, pero también le recordó que San Marcos es un pueblo sin oportunidades que orilló a sus sobrinos a la muerte.
"Si los gobiernos no voltean a ver estas pequeñas comunidades van a seguir pasando estas desgracias.
"Esta es la petición que hacemos a nombre de la familia, que ellos que tienen esa posibilidad de ayudar a las comunidades olvidadas que lo hagan de corazón para que no sigan pasando estas desgracia", enfatizó.
Además, como parte de la tradición de la localidad, invitó a todos los asistentes a comer después del sepelio.
“Quiero agradecerles, compartirles un taquito (…), siempre compartimos un taquito, por favor que no se vaya nadie, que vengan todos”, dijo por su parte Balbino, abuelo de “El Bochito”, “El Pollo” y “Misa”.
Este viernes también fue sepultado uno de los migrantes oriundos de Tlapacoyan que también pereció en el camión que los ingresó a Texas.
Pablo Ortega "el triste", dejó a su viuda con cuatro meses de embarazo. Su cuerpo llegó este jueves a la comunidad y para la tarde del viernes ya estaba en su última morada.
La lluvia de esa parte de la zona montañosa enmarcó el día de entierros, donde los familiares lloraban a sus muertos.
Hasta antes de buscar el sueño americano, los 3 jóvenes trabajaban elaborando calzado desde sus hogares, oficio al que se ha dedicado la mayoría de los integrantes de la familia Valencia.
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