El Coronavirus, la inseguridad y la falta de empleo están por convertir a Minatitlán en una ciudad fantasma, el movimiento de personas y automóviles en las principales avenidas, se apagan desde muy temprano.
En el centro de la ciudad, su comercio, sus restaurantes, su malecón se queda en silencio desde la tarde o a veces todo el día porque han sido llamados a cerrar durante la contingencia, solo la luz y el mechón de la refinería Gral. Lázaro Cárdenas que se aprecia a distancia recuerda que no todo está apagado.
Pero el miedo se apodera de los habitantes, ni siquiera afuera de los hospitales de la ciudad se aprecia gente, el panorama nocturno, es de espanto, un cuadro idóneo para la delincuencia que opera en la ciudad.
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