La población no debe permitir la instalación de proyectos ecocidas, ya que una vez instalados es muy difícil revertirlos, expuso en entrevista Guillermo Rodríguez Curiel, integrante de La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (LAVIDA).
"Si dejan que granjas o proyectos metan el pie luego es casi imposible sacarlos. Solo se pueden echar atrás si la población, el ejido y el municipio dicen ‘hasta aquí’".
Ante ello, destacó que se necesita que los gobiernos sean sensibles y con voluntad real para tomar acción ante proyectos nocivos, y no permitir que tales proyectos se realicen.
El problema, es que muchas veces los gobiernos se corrompen y acaban siendo cómplices de las empresas de los proyectos, lamentó.
"Las empresas les dan diezmo a gobiernos para que les autoricen el cambio de uso de suelo", expuso, y lamentó que haya algunos gobiernos que se presten a eso.
Guillermo Rodríguez Curiel se refirió al tema de granjas porcícolas en lugares como Emiliano Zapata y Perote, así como las granjas de pollos en Mozomboa, en donde ahora aunque hay quejas de la población, se permitieron los proyectos en su momento y es muy difícil revertir.
Ante ello, llamó a no permitir más proyectos sin antes tener plena consciencia de lo que implican, como es el caso de las minas a cielo abierto en Actopan y Alto Lucero, donde la población se mantiene en resistencia para no permitir que se concreten.
En el río La Antigua se mantiene también la resistencia comunitaria contra proyectos hidroeléctricos.
“Usualmente las empresas llegan a los lugares buscando acaparar territorio y recursos naturales como agua, minerales, entre otros; las empresas ofrecen dádivas a la población pero a cambio hay daños al medio ambiente y a la salud. En muchos casos, la mayoría, sobre todo en casos como minas a cielo abierto, los daños son irreversibles”, alertó.
"Y luego cuando la gente se empieza a dar cuenta de los daños ya no hay poder humano que saque a las empresas".
Y es que advirtió que "si no defendemos los recursos que nos quedan, no habrá nada para las próximas generaciones", como lo ha dicho el biólogo e investigador José Sarukhán, quien ha enfatizado que queda el cuatro por ciento de corteza vegetal, refirió.
"Es una lucha muy fuerte, por eso siempre es la medicina preventiva: antes de que se metan las empresas hacer proyectos, frenarlos".
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