Según los historiadores, el inicio de la población en la zona sur del estado en lo que hoy conocemos como la congregación de Tonalá, fue a través de la cultura Olmeca, que estableció esta región como zona de paso en el periodo preclásico mesoamericano.
En el libro ‘Agua Dulce: Origen y Arraigo’ escrito por Hiram Ferra Ordoñez y Jesús A. Pérez Vargas en el año de 2002, describen que los olmecas llegaron a la parte Oriente hasta la tierra de Potochán ubicada en la margen izquierda del río Tabasco y que en la conquista los españoles nombraron como Grijalva en el actual estado de Tabasco.
La llegada a este sitio fue por el río Tonalá que servía de comunicación, sin embargo, se han encontrado piezas arqueológicas con más de 2 mil años de antigüedad.
“Siguieron costeando el Golfo de México y se deduce a los restos arqueológicos de La Venta, que penetraron en el río Tonalá, para después inspeccionar la desembocadura del río Coatzacoalco y continuar su ruta, porque traían fijo un punto de arribo en la Isla de Sacrificios y Chalchicueyecan, hoy Veracruz”, se lee en la página número 25 del mencionado libro.
Todo indica que el sur de Veracruz fue un lugar para llegar al Altiplano, La Costera del Golfo Pacífico, la Costa del Golfo, la península de Yucatán y Centroamérica.
“A la llegada de los españoles los habitantes de Tonalá, Coatzacoalcos y la región hablaban náhuatl, y popoluca, predominando la lengua mexicana a pesar de no haber sido dominados por los mexicas”.
Lo que conocemos hoy como la Congregación de Tonalá, albergó a los primeros indios nobles, amables y generosos, tal como lo describe el soldado Bernal Díaz del Castillo en la obra “Historia Verdadera de la Nueva España”.
En la cual narró que su embarcación proveniente de Cuba, por el mal tiempo no pudo entrar al río Guazacalco (hoy río Coatzacoalcos), por lo que tuvieron que desviarse y así llegaron al río San Antón, lo que hoy conocemos como el río Tonalá.
Ahí los indios los recibieron con pan de maíz y frutas, además de diversos ornamentos que servían para la caza o agricultura y que confundieron con oro de mucho valor.
Incluso llegaron pobladores de los asentamientos de hasta ‘una legua’ quienes les dieron la bienvenida.
Díaz del Castillo, relató que tuvieron que subir a un cerro (pirámide) donde al lado de una ‘casa de ídolos’ sembró unas pepitas de naranja que había traído de Cuba, lo que sorprendió a los sembradores de esa época, debido que se trataba de plantas que nunca antes habían visto.
Al momento de la conquista por parte de los españoles la región tenía 76 poblados indígenas y unos 50 mil habitantes, siendo la señoría principal el de Coatzacoalco, donde los españoles fundaron la Villa del Espíritu Santo el 8 de junio de 1522, dentro de esos poblados indígenas se encontraba el de Tonalá.
En España, mostraron el interés de conocer el mundo colonial que habían instaurado en México y formularon un largo interrogatorio a los alcaldes mayores y corregidores para conocer las relaciones geográficas.
“En la Villa del Espíritu Santo, el informe solicitado para la provincia de Coatzacoalco se rindió con la firma de Suero de Cangas y Quiñones, alcalde mayor el 29 de abril de 1580.”
En la misma obra de “Agua Dulce: Origen y arraigo”, refieren que durante la contaduría de la Real Hacienda, registra en Tonalá desde el 24 de abril de 1544 a Alfonso Ruiz como capellán, hasta el 23 de enero de 1547, quien fue relevado por Pedro Hernández y a partir del 30 de agosto de 1547 por Tomás de la Plaza.
Para 1614, grandes cantidades de tierras ya habían sido anegadas a merced de los españoles.
Para 1872, los contratistas madereros se establecieron en el ya deshabitado Tonalá, considerado como punto de paso obligado para las personas que comercializaban en el estado de Tabasco con las demás regiones.
En esa época Tonalá comenzó a sobrepoblarse pero por extranjeros como: José Rivera Candeville, Andrés Mateos, José Mariño, Juan Carrillo, todos ellos españoles, un inglés de apellido Colbert, el italiano Nicola Manglioca y otros más de origen desconocido.
Su llegada a esas tierras fue para la explotación de madera por toda esta región, donde había caoba, cedro y baria, consideradas como muy finas.
Muchas de esas eran cortadas en la zona que hoy conocemos como Las Choapas, la cual era transportaba del río Tancochapa al Tonalá, donde se realizaba la compra-venta con destino a Europa.
La actividad era tan pesada que se decidió construir en La Punta, -lo que hoy conocemos como la desembocadura del río al Golfo de México-, centros de diversión donde consumían bebidas embriagantes y se jugaba a las cartas.
Fue en ese periodo donde comenzó a poblarse de nuevo, dividiéndose en dos sectores, la que era conocida como La Punta, donde vivían “los que tenían razón” y la segunda identificada como El Pueblito donde se establecieron los indígenas que ya se habían mestizado, siendo nombrado en 1881 como congregación.
Debido al crecimiento del desarrollo productivo, pobladores provenientes de Tabasco y Chiapas, comenzaron a construir sus casas en esta misma región.
En el caso de los tabasqueños, venían huyendo de la guerra en la época de Garrido Canabal.
Para ese entonces el desarrollo de la congregación era muy importante, a través del río llegaron chinos, quienes abrieron panaderías, tiendas de ropas y abarrotes, llamadas en ese entonces como ‘mixta’, donde vendían licor, zapatos e incluso hasta escopetas.
Entre los primeros pobladores se encontraron los Ramírez Ronda, Noé Garduza, junto al capitán Fernando Alipe Oropeza y quienes comenzaron con el camino carretero Tonalá-Allende.
A pesar que eso representaría el progreso al contarse con nuevas vías de comunicación, algunos se opusieron por lo que en su primera etapa de construyó hasta el puente del Gavilán, pero el superintendente de la compañía El Águila, Míster Mcnay, construyó los puentes de madera y así finalmente concluyó la carretera hasta Allende.
“En Tonalá había dos muelles, una construido por la compañía El Águila que era exclusivamente para su servicio. Este muelle estaba frente al negocio del señor Evelio Brito. El otro muelle se encontraba 12 o 15 metros más adelante, este era el muelle del pueblo, el muelle comercial donde entraban embarcaciones de Campeche, de Tabasco, como la Alondra y otras embarcaciones que traían mucho pescado y mercancías”, se lee en la página 34 del libro escrito por Hiram Ferra Ordoñez y Jesús A. Pérez Vargas.
1915, PRIMER HABITANTE
EN EL PASO DEL VOLADOR
Mientras que la Congregación de Tonalá comenzaba a repoblarse, al mismo tiempo en lo que hoy conocemos como El Muelle -donde se ubicaban los polos de crecimiento económico debido a las inversiones que se realizaban tanto en la actividad productiva del petróleo y la maderera-. En 1915 se registra el primer poblador en el Paso del Volador y que hoy se conoce como Agua Dulce.
Se trató de Simón Salazar, un hombre originario de Huimanguillo, Tabasco, quien construyó la primera vivienda que se ubicó en donde actualmente se encuentra la portada de Pemex, era una casa de guano con dimensiones de 10X8 metros y que posteriormente sirvió para que la compañía El Águila pagara a sus trabajadores, con un tabulador de 2.5 pesos diarios.
Para esos años, la producción de hidrocarburo del pozo Tonalá número dos repuntaba de manera fuerte, por lo que se tiene registro -en la misma fuente consultada- que en El Muelle, anclaba de manera periódica el barco El Único, que trabajaba para El Águila, donde además salía el Kalamazo, máquina a gasolina en donde solo se transportaban los jefes.
Para 1929, se tiene registro del cambio de nombre del Paso del Volador a Agua Dulce, si bien es cierto que hay muchas teorías como por ejemplo que adoptó el mismo nombre por el arroyo que cruzaba, hay otras con mayor peso histórico.
Una de ellas, en la obra consultada lo describe en su página 46: “Cuando se iniciaron las exploraciones petroleras, una cuadrilla de trabajadores al mando de un ingeniero de apellido Saavedra, de la compañía El Águila, olvidaron abastecerse de agua potable para beber y satisfacer sus necesidades higiénicas, por lo que decidieron internarse en la lancha en un arroyo que desemboca a 4 kilómetros río arriba del Tonalá”.
Y agrega: “un ayudante iba en cada tramo probando el agua, y a los 4 kilómetros de arroyo adentro, el ayudante localizó agua dulce y exclamó: ¡Aquí! ¡aquí es agua dulce!, como el ingeniero Saavedra iba adormilado, al despertar dijo: pero solamente hay tres casas aquí, ¡este es Agua Dulce!... ahí vivían las familias Barahona, Sánchez y Ramírez, que es donde actualmente se encuentra la colonia El Naranjal.
El sur de Veracruz fue un lugar para llegar al Altiplano, la Costera del Golfo Pacífico, la Costa del Golfo, la península de Yucatán y Centroamérica.
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