Zinédine Zidane, Lady Gaga y Céline Dion. París vibró este viernes con una inédita ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de 2024 a orillas del Sena, empañada por momentos por la otra protagonista del evento: la lluvia.
Desde el inicio, el público rompió en aplausos cuando la estrella del fútbol Zinédine Zidane apareció en las pantallas que bordean el Sena y en las televisiones de millones de telespectadores en el mundo.
Es el pistoletazo de salida de la primera ceremonia fuera de un estadio olímpico que, al son de himnos de la canción francesa, de música electrónica con ritmos “French Touch” e incluso de cancán, gozaron más de 300.000 personas en sus muelles y puentes.
Rápidamente, los barcos de atletas empezaron a remontar los 6 kilómetros del cauce del Sena para recibir los aplausos del público, sobre todo las delegaciones de refugiados y de Francia, y algunos abucheos, como la argentina.
En el Puente del Carrusel, donde unas 3.500 contemplaro el espectáculo tras haber pagado hasta varios miles de euros por plaza, los barcos de las imponentes delegaciones de Brasil y Estados Unidos fueron aclamados, pese a la persistente lluvia.
Todos los elementos para la fiesta estaban. Banderas de los países participantes en los asientos, que el público agitaba sin dudar, gastronetas y puestos de bebidas para reponer fuerzas.
Y Lady Gaga, con un traje de plumas negras, abrió el baile de artistas internacionales interpretando a los pies de una escalera del Sena “Mon truc en plumes”, canción de Zizi Jeanmaire emblemática del music-hall francés.
A la estrella del pop estadounidense le sucedieron puestas en escenas -en las que participaron en total 2.000 artistas- cargadas de diversidad que celebraron la cultura gala y oscilaron entre clásicas puestas en escena francesas, modernos bailes callejeros y rock.
Bailarines, artistas de circo, cantantes como la francomaliense Aya Nakamura y hasta un caballo articulado se dieron cita en tejados, muelles y puentes a lo largo de todo el recorrido.
Impacientes, en los muelles del Sena, el público gritó “¡Céline! ¡Céline!”, a la espera de ver el retorno de la cantante canadiense sobre un escenario, una de las grandes incógnitas de la noche.
Céline Dion cerró el espectáculo interpretando “El himno al amor” de Edith Piaf, desde el primer piso de la Torre Eiffel, mientras el pebetero olímpico se elevaba en un globo en el cielo de París.
Más de 45.000 policías y gendarmes velaron por la seguridad de la ceremonia, a los que se suman 10.000 militares y unos 1.900 policías extranjeros, así como los voluntarios de la organización.
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