En el mundo del deporte, la pasión y la entrega marcan la diferencia.
Carlos Macossay Estiurque, director deportivo de Titanes Rugby Club y de las Selecciones Estatales de Rugby, ha dedicado su vida a la formación de atletas y a la promoción de un deporte que, aunque poco difundido en México, ha dejado una huella imborrable en quienes lo practican.
Con 43 años de experiencia en el ámbito deportivo, de los cuales 14 han sido en el rugby, el coach Macossay ha construido un equipo ganador, logrando múltiples medallas en torneos nacionales y consolidando a Titanes como un referente en Veracruz.
El entrenador recuerda que su historia con el rugby comenzó de manera curiosa e inesperada en 2010, cuando entrenaba a los Halcones UV, el equipo de fútbol americano de la Universidad Veracruzana.
"Un día, tres jóvenes llegaron con un balón de rugby y me pidieron que les enseñara a taclear", relata. "Les dije que no sabía nada del deporte, solo lo que había visto en la televisión.
Entonces me dieron un libro con las reglas y me dijeron: ´Léalo y en una semana nos dice si quiere o no enseñarnos´".
Lo que comenzó como una simple curiosidad pronto se convirtió en una pasión.
"Empecé a leer ese libro y me sorprendió la filosofía del rugby. Es un deporte basado en valores como la fraternidad y la hermandad. Me di cuenta de que aquí el rival no es un enemigo, sino un compañero que comparte la cancha contigo. Al final, todos somos hermanos".
El rugby sigue siendo un deporte con poca difusión en México y enfrenta muchos desafíos para crecer. Macossay reconoce que competir contra deportes con mayor popularidad como el fútbol es complicado.
"El rugby ha sido muy difícil de desarrollar porque el fútbol nos gana. La mayoría de los niños intentan primero otros deportes antes de venir aquí", menciona.
Otro gran reto ha sido el económico, ya que costear uniformes y equipo de entrenamiento es complicado.
"Los balones son carísimos y se desgastan muy rápido. Cada uno cuesta entre 400 y 500 pesos y dura apenas tres o cuatro meses", explica.
El panorama del rugby en Veracruz ha sido difícil. Equipos como Black Dogs, Legends y Piratas desaparecieron por falta de recursos, pero Titanes sigue en pie, gracias al esfuerzo de los jugadores, sus familias y el compromiso del propio Macossay.
A pesar de los obstáculos, el coach destaca que las mayores recompensas no están en las medallas, sino en el impacto que el rugby tiene en la vida de los jóvenes.
"El rugby es un deporte exigente, pero hermoso. La hermandad que hemos formado en Titanes es algo único", comenta.
Más allá de los logros deportivos, lo que más le llena de orgullo es haber ayudado a jóvenes a salir de problemas como las drogas, el alcoholismo y la violencia familiar.
Uno de sus recuerdos más especiales es la medalla de bronce que su equipo consiguió en Puebla 2014, un momento que representa el esfuerzo y la dedicación de años.
Con la firme convicción de que el rugby es más que un deporte, es una forma de vida, Carlos Macossay sigue formando generaciones de atletas que, además de ganar en la cancha, aprenden valores que los acompañarán siempre.
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