Los brasileños se despidieron este domingo de Mario Zagallo, fallecido el viernes a los 92 años, único tetracampeón mundial de fútbol y miembro de una icónica generación de la ‘canarinha’.
Vestidos de negro, el amarillo de la selección brasileña o los colores de los clubes donde pasó el jugador y entrenador, un flujo constante de personas desfiló para dar el último adiós a su ataúd.
Este estuvo dispuesto en la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) en Río de Janeiro, cuya fachada lucía una pancarta gigante en su honor.
Después del velorio público y una misa privada, el ataúd de Zagallo fue colocado en un camión de bomberos para un cortejo fúnebre por las calles de Río de Janeiro, siendo vitoriado por aficionados que aplaudieron el pasaje del cortejo fúnebre rumbo al cementerio Sao Joao Batista.
Zagallo falleció el viernes por insuficiencia multiorgánica, tras sufrir una serie de problemas de salud en los últimos meses.
Reconocido por su brillantez táctica, participó en la conquista de cuatro de los cinco trofeos mundiales que atesora la ‘canarinha’, más que nadie en la historia del fútbol.
Jugó junto al legendario Pelé en las selecciones de Brasil que ganaron los Mundiales de 1958 y 1962. Luego dirigió al equipo campeón del mundo de 1970 con un Pelé deslumbrante y considerado por muchos el mejor equipo de la historia.
También repitió la hazaña en Estados Unidos 1994, ganando la Copa del Mundo como entrenador asistente de la “Selecao”.
“Hemos perdido una leyenda del deporte”, dijo Bebeto, miembro del equipo de 1994.
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