El neozelandés Hamish Kerr sorprendió conquistando la medalla de oro en el salto alto de los Juegos Olímpicos, este sábado en París, después de un dramático desempate con el estadounidense Shelby McEwen, plata.
En la serie regular, ambos superaron en la sexta y última altura los 2,36 metros. Pero no quisieron compartir el oro, y comunicaron a los árbitros que deseaban seguir y desempatar.
Al bajar la barra a 2,34 metros, el neozelandés saltó con éxito, y el norteamericano falló.
Un final distinto del ocurrido hace tres años en Tokio, cuando el catarí Mutaz Essa Barshim (bronce este sábado tras superar los 2,34 m en la quinta barra) compartió el oro con el italiano Gianmarco Tamberi, undécimo esta noche con una marca de 2,22 m.
El carismático saltador azzurro ya había llegado más tarde de lo previsto a París por un cálculo renal. Superó el miércoles la ronda de clasificación, pero unas horas antes de la final comunicó en redes sociales que se había despertado a las cinco de la mañana este sábado con un nuevo y doloroso cólico.
En la final entró dando su ‘show’ de costumbre, saltando y gritando, pero su rendimiento en el concurso estuvo lejos de lo que acostumbra.
Le costó de entrada superar la barra de 2,22 metros, que solo pudo hacer en su tercer intento después de dos fallas. Y luego quedó eliminado al derribar tres veces la de 2,27 metros, con lo que acabó undécimo de doce participantes en la final.
Kerr, por su lado, está viviendo un año 2024 excelente, ya que previamente fue campeón del mundo en sala a inicios de marzo en Glasgow.
Para Barshim, el bronce de este sábado es su cuarta medalla olímpica en cuatro participaciones en Juegos.
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