Que un comando tire cuerpos desmembrados en una plaza pública y después accione sus armas en plena mañana, no puede ser un acto que deba pasarse por alto después de tres, cuatro o cinco días.
No se puede normalizar este grado de violencia de tal manera, minimizarlo y pretender darlo por cerrado revictimizando y violando la presunción de inocencia de las víctimas. Sin embargo, eso está pasando en Veracruz.
El hecho de que el lunes 18 de marzo, hombres armados hasta los dientes se estacionaran en el parque centra de Cazones de Herrera, frente al Palacio Municipal, con toda la calma del mundo hubieran descargado de una camioneta las partes desmembradas de dos personas y después disparado al aire con armas largas, parece un relato de un tiempo lejano en Veracruz, pero no lo es.
A lo largo del 2023, en municipios clave de la región norte de la entidad veracruzana se registraron varias masacres. En dos domicilios de Poza Rica fueron encontrados 18 cuerpos cercenados y embalados dentro de refrigeradores industriales y este año la violencia no ha cesado.
En este 2024, durante la última semana de febrero y la primera semana de marzo, se registraron 13 homicidios dolosos, crímenes violentos, en municipios de la región norte como Tuxpan y Tihuatlán.
El 3 de marzo, cuatro cuerpos fueron dejados durante la madrugada en el municipio de Tuxpan, justo frente a las letras escénicas en las que turistas se toman fotografías. En todos los casos, sin excepción, la principal línea de investigación que han seguido autoridades es que se trata de ajuste de cuentas entre miembros de la delincuencia organizada.
El propio gobernador Cuitláhuac García Jiménez ha usado este argumento para minimizar en sus conferencias estos actos. Sin concluir una investigación judicial, por ejemplo, llamó narcomenudistas a las dos personas que fueron asesinadas y cuyos cuerpos fueron dejados en Cazones de Herrera.
El norte del Estado es un hervidero que desde hace dos años se salió de las manos del gobierno estatal. No se puede celebrar la reducción de los casos de homicidios en Veracruz y dar la espalda a este tipo de actos, como lo hace cada que aborda el tema de violencia el gobernador Cuitláhuac García. Y los representantes populares de oposición, no pueden estar más atentos a las campañas electorales, midiendo quién tiene la casa más grande en El Estero de Boca del Río, en lugar de echar la mirada a lo que está ocurriendo en Veracruz.
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