Existen razones de fondo en la “limpia” de vendedores ambulantes en el malecón del paseo que incluso, según las versiones, tiene que ver con actividades ilícitas delincuenciales, pero entre las patas de los caballos y una falta de tacto, orden y coordinación, el gobierno municipal de Veracruz puerto ha desatado un conflicto social incluso con resultados violentos.
Este viernes “verdaderos” comerciantes que no estaban siendo oportunistas con los espacios que le brindaba al instalar sus negocios ambulantes en el citado paseo, uno de los principales turísticamente hablando, intentaron recuperar su fuente de trabajo, pero se encontraron con la deshumanizada expresión de autoritarismo del gobierno que encabeza la panista, Patricia “Yunes” Lobeira.
La violencia innecesaria se vio reflejada este viernes cuando inspectores de comercio, personal sin preparación y autoritarios funcionarios llegaron a impedir que los vendedores de raspados y esquites se asentaran, toda vez que ya habían sido desalojados en una primera ocasión.
Fue el miércoles 5 de octubre cuando después del desfile naval militar por el que fueron invitados a desocupar el malecón, que los vendedores ya no pudieron regresar, y se dio el primer choque con las autoridades.
Entonces no fue con violencia pues en las pláticas se acordó que se les buscaría un lugar donde reubicarlos, además de que según dijeron, se les ofreció por parte del ayuntamiento apoyo alimenticio mientras no pudieran realizar sus ventas.
Una vendedora de artesanías expresó:
Yo vendo algo artesanal, manzanas acarameladas, cocadas, yo tengo mi mercancía comprada, mi entrada de dinero es vender aquí, tengo 40 años trabajando en el Malecón, no es la primera vez que nos desalojan, viene un alcalde y nos dice una cosa, viene otro y nos dice otra cosa, no somos malvivientes, no le quitamos nada a nadie, nosotros somos vendedores”.
Tres semanas después y ante el incumplimiento de las autoridades municipales encabezadas por Patricia de Yunes, los comerciantes que buscan de manera legal reintegrarse al comercio pretendieron de nueva cuenta ocupar el sitio del malecón y fueron repelidos con la fuerza de las corporaciones policiacas, además del uso de grúas para llevarlos con todo y sus carritos despachadores.
Al mediodía, frente a los cafés Parroquia y en medio de nutrido grupo de turistas que paseaban por la zona, los vendedores de raspados, esquites, cocos, volovanes y artesanías de nueva cuenta fueron arremetidos con toletes y repelidos para desalojar el lugar.
Algo que no fue del nada agradable para los visitantes y se les dio la peor cara, incluso, algunos pretendieron intervenir ante el atropello policiaco.
Algunos vendedores se encontraron que sus puestos eran subidos a grúas y fue donde se dio el enfrentamiento brutal por parte del ayuntamiento que demostró no tener la capacidad y habilidad para atender un caso de este tipo.
Hubo lesionados, golpes, crisis nerviosas y destrozos a los negocios de los inconformes. Además que por momentos no tuvieron el control al perder, por ejemplo, las llaves de las unidades para llevarse los vehículos de los vendedores.
En otro episodio, los comerciantes los superaron al bajar de nueva cuenta sus puestos y carritos de la plataforma.
Lo que fue evidente es una falta de protocolos por parte de los responsables de Comercio.
Área que por cierto ha estado en entredicho debido a que ha sido una anarquía total este sector.
El ayuntamiento ahora solo se preocupa por liberar el malecón, y como se dijo líneas arriba, por razones más de fondo que incluso no tienen que ver con la venta de raspados y esquites, sino de otro tipo de ilícitos.
Aseguran que la comandancia de la Zona Naval estaba más que molesta por las complacientes autoridades municipales y el desorden que existía en el Malecón apenas a unos metros del centro de mando.
La dirección de Comercio es asediada por diversos grupos políticos y de influencia externa debido a los negocios y dividendos que representa esta área en el puerto.
Los mercados están sitiados por vendedores, afuera de las plazas comerciales, cada vez son más las calles que son cerradas por los ambulantes o semifijos como se les conoce, sin ningún orden.
La complicidad municipal que lo ha permitido solo tiene un sinónimo: corrupción.
/pn
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