Inicio formal del proceso político que conducirá, el próximo 2 de junio, a decidir sobre qué modelo de país se quiere para los próximos seis años. Tres bloques partidistas contendrán en el proceso electoral más convulsionado de la historia moderna de México. La coalición conformada por Morena, PT y PVEM. El bloque opositor integrado por el PAN, PRI y PRD. Movimiento Ciudadano, MC, que va solo. El registro como independiente, Eduardo Verastegui, actor ultraderechista. Formalmente, hasta ahora, contendrán tres candidatos: Claudia Sheinbaum Pardo, Xóchitl Gálvez Ruiz y Jorge Álvarez Máynez, aunque existen posibilidades de ajustes a partir del primero de marzo. En política todo puede suceder.
Tres acciones dieron el banderazo de salida al proceso electoral: La marcha por la democracia, el registro de la candidata de la 4T y la sorpresiva e inaudita decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de abolir el delito de corrupción, al menos en primera instancia en CDMX. Todo para dar rienda suelta a pasiones sueltas, a intereses nada ocultos, sus estrategas de campaña convulsionados que lanzarán planes, proyectos, ante una ciudadanía expectante, una mayoría fortalecida por sus resultados o una minoría ansiosa en recuperar el poder.
Ahora la estrategia mediática se basará en mentiras, noticias falsas, chismes, rumores para manipular y controlar conciencias. El desbordamiento en medios de comunicación y en sermones religiosos se harán presentes, y es más, se magnificarán en estos tres meses y medio en forma enloquecedora. Ante esta situación desde septiembre del año pasado, se estiman 52 millones de spots programados para todo el proceso electoral, 22 millones serán transmitidos durante la campaña, del primero de marzo al 29 de mayo; el cumplimiento de esta pauta está a cargo de 134 centros de verificación y monitoreo del INE, ya que la administración de los tiempos oficiales está a su cargo.
Lo que indica, que esta avalancha informativa, será aparte de tele y radio novelas, noticieros, publicidad comercial, películas y series, notas periodísticas, columnas políticas, desplegados corporativos, sucesos cotidianos que inundan los medios convencionales en los medios masivos, pero que se impulsará en redes sociales como Facebook, Instagram, X antes Twitter, YouTube, WhatsApp, TikTok, Messenger con robots contratados, influensers amaestrados, ciudadanos desinformados. Una sociedad convulsionada en la época digital. Las redes sociales son estructuras formadas en Internet por personas u organizaciones que se conectan a partir de intereses o valores comunes. A través de ellas, se crean relaciones entre individuos de forma rápida.
Los personajes virtuales creados por las nuevas tecnologías sirven de “punta de lanza” en el proceso que se avecina. Los grandes intereses trasnacionales se han apoderado de los espacios en redes sociales, a la par de su control absoluto en los grandes medios convencionales. Estos nuevos protagonistas obedecen a esos intereses:
Los influencers virtuales son imágenes generadas a computadora (CGI) por agencias, marcas y artistas 3D, partidos políticos y sobre todo empresas y organizaciones hechas a modo, para su servicio. Lo más icónico es que algunos de sus seguidores no saben si son robots o si sus imágenes son reales, ya que están muy editadas. Los trolls son quienes hacen comentarios fuera de contexto o provocativos con la intención de molestar o para alterar el eje de debate. También son quienes se dedican a publicar información falsa o encarar campañas difamatorias. Generalmente son robots. Están automatizados. Los robots o bots en redes sociales son programas automatizados que simulan interacción humana en las plataformas. Los bots maliciosos se definen como software malicioso que se autopropaga, infecta al host y se vuelve a conectar a los servidores centrales. El servidor funciona como un "centro de control y comando" para un botnet, una red de equipos o dispositivos comprometidos.
Influencers, bots y trols reflejan emociones, ideas políticas, relaciones y hasta actividades basadas en esa maraña del falso periodismo con la intención de manipular, controlar conciencias. En contraposición han aparecido otros espacios informativos independientes que impulsan un periodismo crítico, lo que provoca un balance en la generación de la opinión pública.
“De acuerdo con la investigación de We Are Social y Hootsuite al 2022, Facebook lidera la lista con el mayor número de usuarios activos en el mundo (2.910 millones de usuarios). Enseguida YouTube en el segundo lugar (2.562 millones de usuarios) y WhatsApp, que aunque hoy aún no es considerada una red social, se lleva 2.000 millones de usuarios y señala que entre los países con mayor porcentaje de usuarios en las redes sociales se mantiene Brasil, México y Argentina. Y si pasamos a las redes sociales más populares, en México, por ejemplo, Facebook y WhatsApp son las redes con mayores porcentajes de usuarios, puesto que el 95% de los encuestados afirmó estar suscrito a estas plataformas”. (RD. StationMarketing).
Es innegable que el proceso electoral que se avecina, no solo en México sino en el resto del mundo, inclusive se intensifica en Estados Unidos, nos enfrentará a un embate no solo ideológico sino sobre todo tecnológico. La visión mediática entra de lleno en la confrontación de ideas, de proyectos de nación, de recuperar privilegios, de imponer modelos económicos rebasados. La dependencia del neoliberalismo en contra al esquema de interdependencia política y económica. El globalismo bipolar superado hacia un modelo internacionalista en un mundo multipolar. Golpes de estado, rebasados por los golpes blandos y éstos encaminados hacia una guerra judicial (lawfare) despiadada, para entrar a la etapa final: violencia mediática con fake news y mentiras.
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