¡Ay, compadre! Veracruz está que arde, pero no precisamente por las fiestas y los fandangos que tanto nos gustan. ¡Nel pastel! La surada y el norte se han puesto de acuerdo para sembrar el caos en nuestro terruño. A esto súmale el ardor que ha dejado la selección de candidatos en puestos de elección popular en varios partidos.
Y ya saben cómo es esto. Cuando el viento se pone alborotado, las cosas se salen de control. Pero lo peor de todo es que estas desgracias han sacado a flote las miserias de nuestra entidad en cuanto a Protección Civil se refiere.
Aquí les va un ejemplo. Pobres pobladores de Cecilio Terán, ¡cómo no van a estar hasta la madre! Resulta que la Secretaría de Protección Civil, doña Guadalupe Osorno Maldonado, estaba más perdida que el relleno de unas enchiladas en el mercado de Minatitlán. ¡Órale!
La comunidad se estaba quemando desde el sábado y ella, tan campante en su carpa, como si estuviera de fiesta en el Carnaval de Veracruz.
Con la indignación a flor de piel, los pobladores se armaron de palas, machetes y azadones para encarar a la secretaria de Protección Civil.
Le reprocharon enérgicamente que desde el sábado su comunidad estuviera ardiendo en llamas y no recibieran ni una pizca de ayuda.
"¡Estamos hasta el gorro de este gobierno y sus funcionarios que no hacen ni madres!", exclamaron, señalando con furia a la secretaria y su equipo, quienes parecían estar más interesados en hacer campamento que en solucionar el desastre que tenían frente a sus narices.
Y qué me dicen de los amanguerazos o cubetazos que tienen que aventar los pobres rescatistas y los vecinos para mitigar el fuego, mientras la secretaria se echaba la siesta.
Cuando se acaba el agua van por un pedazo de palma, ¡cómo para espantar al mismísimo diablo! y ponen fin al fuego.
Lo único bueno de todo esto es que al menos mandaron un helicóptero a combatir los incendios, pero eso sí, con una sola aeronave ¿Qué pasa, compadres? ¿Acaso no hay para más? ¡Qué desgracia!
A ver sí de una vez por todas, estos funcionarios se ponen las pilas y activan una oficina de Protección Civil digna para los jarochos.
Algunos paisanos dicen que si se incendiaran las zonas cercanas al palacio de gobierno estatal, no habría problema porque más de uno ahí está tiznado y requemado con la población.
A todo esto habrá que sumar el ardor de algunos candidatos como el tal Manolito Huerta que a tiro por viaje muestra su rencor a Doña Chío.
Ayer decía que anunciaba solo las visitas de Sheinbaum porque no es vocero de Nahle. ¡Ay ardor ya me volviste a dar…! ¿O, cómo era?
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