Veracruz en la mira: La democracia bajo fuego cruzado

El asesinato de Avisack Douglas Coronado, periodista y fotógrafa de 47 años, ha sacudido a Veracruz y expuesto, una vez más, la fragilidad de la democracia en un estado asfixiado por la violencia política.

El 20 de mayo de 2025, un comando armado irrumpió en la casa de campaña de Xóchitl Tress Rodríguez, candidata de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Juan Rodríguez Clara, disparando al menos diez veces contra la fachada.

Avisack Douglas, quien formaba parte del equipo de prensa de Tress, recibió un disparo que le perforó un pulmón, falleciendo horas después en el hospital de Oluta. Este crimen, ocurrido a días del cierre de campañas para las elecciones municipales del 1 de junio, no solo enluta al gremio periodístico, sino que pone en evidencia la urgencia de un cambio estructural en la estrategia de seguridad.

En respuesta a la violencia política que no logra ser contenida, la gobernadora Rocío Nahle acudió a la Mesa de Seguridad federal en Palacio Nacional, convocada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, antes del ataque a la casa de Xóchitl Tress, por los casos que ya se venían arrastrando.

A diferencia de su antecesor, Cuitláhuac García, quien solía asistir a las convocatorias presidenciales acompañado por el exsecretario de Gobierno, Eric Cisneros, y la fiscal Verónica Hernández Giadáns —figuras que, en más de una ocasión, se extralimitaban al incursionar en temas de seguridad ajenos a sus competencias—, Nahle optó por llevar al secretario de Seguridad Pública, Alfonso Reyes Garcés.

Esta decisión marca un viraje hacia la profesionalización: Reyes, un contraalmirante con experiencia en fuerzas especiales, es quien tiene la responsabilidad directa de la prevención del delito, y su presencia en la reunión refleja un enfoque más técnico y menos politizado.

El caso de Avisack Douglas, una comunicadora con más de dos décadas de trayectoria en medios como el Diario del Istmo y exdirectora de Comunicación Social de la Secretaría de Salud, no es un hecho aislado.

Veracruz ha registrado siete candidatos asesinados en el actual proceso electoral, incluyendo a Yesenia Lara Gutiérrez en Texistepec y Germán Anuar Valencia en Coxquihui. La Asociación Mexicana de Comunicadores y Periodistas (Amecope) y la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas (CEAPP) han exigido justicia, mientras que reporteros del sur del estado suspendieron la cobertura de campañas como protesta.

La violencia, alimentada por la pugna de grupos criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación, amenaza con normalizarse, y el paro de los periodistas es un grito desesperado contra un sistema que no garantiza su seguridad.

Nahle ha prometido desplegar "toda la fuerza del estado" para garantizar elecciones seguras, y la coordinación con Sheinbaum es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, el cambio de timón que Veracruz necesita va más allá de una reunión en Palacio Nacional. Requiere desmantelar las redes de complicidad que permiten la impunidad, fortalecer la protección a candidatos y comunicadores, y devolverle a la ciudadanía la confianza en las urnas.

La memoria de Avisack Douglas, y de quienes han caído en esta guerra no declarada, exige que este viraje sea real y no solo un gesto.

@VictorToriz

/lmr