Ante la diferenciación a favor que el gobierno federal está haciendo para incrementar prestaciones y salarios a distintas organizaciones magisteriales, los trabajadores universitarios acordaron realizar diversas acciones para exigir piso parejo.
Por ello quedó establecido que el diálogo con legisladores federales será una prioridad hasta lograr llegar a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
Mediante "una ruta crítica para alcanzar los objetivos", se acordó colocar mantas en las universidades públicas para manifestar las distintas inconformidades.
Una de las demandas más sentidas es lograr que se entregue el subsidio para igualar el salario mínimo a trabajadores de algunas casas de estudios.
De igual manera, deben tener claro el incremento que se otorga a los trabajadores de la educación superior que pertenecen a organizaciones que se manifiestan y toman calles en la Ciudad de México.
No se descartará la movilización de las bases en la Ciudad de México, siempre y cuando estén dadas las condiciones.
En el caso de que no logren ser escuchados y atendidos, luego de realizar las distintas acciones por esta inconformidad, podrían llegar al paro de labores.
La votación del domingo 1 de junio sólo fue la primera de varias aduanas que le espera a quienes pidieron el voto ciudadano, en particular para alcaldías. Ya ganaron. Felicidades.
Ahora viene el otro reto: hacer realidad aquello a lo que se comprometieron, porque si en un tiempo razonable no lo concretan, vendrá el reclamo y hasta el desamor.
Así que es momento de empezar a ver cómo cumplirán, para que no se rompa el romance ni se esfume el sueño de gobernar el municipio donde se nació.
Por eso, los nuevos alcaldes deben recordar que la confianza ciudadana no es un cheque en blanco, sino un crédito que se otorga con la esperanza de ver resultados concretos. No bastará con discursos bonitos ni con aparecer en actos públicos; la gente espera acciones visibles, transparencia en el uso de recursos y atención directa a los problemas que más duelen en las comunidades.
Además, tendrán que resistir la tentación de gobernar con revanchismo o desde la comodidad del escritorio. Escuchar a la ciudadanía, rodearse de perfiles capaces y mantener canales de diálogo abiertos será clave para no perder el rumbo. El triunfo en las urnas es apenas el prólogo; la verdadera historia comienza ahora.
La jornada electoral del pasado 1 de junio dejó una lección importante más allá de los resultados: el formato actual para elegir a los representantes del Poder Judicial es insostenible. Lento, confuso y alejado del entendimiento general de la ciudadanía, el proceso evidenció la necesidad de una reforma urgente que simplifique y dé claridad a este ejercicio democrático.
Es preocupante que una parte fundamental del sistema de justicia haya quedado envuelta en la opacidad del desconocimiento. Muchos votantes ni siquiera entendían por quién o para qué votaban, lo que diluye el sentido mismo de la participación ciudadana.
Si se quiere construir una justicia cercana, legítima y confiable, se debe empezar por rediseñar su elección, haciendo del proceso algo accesible, transparente y eficaz. Porque una democracia se fortalece no sólo con el derecho al voto, sino con la comprensión de lo que ese voto representa.
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