Desde hace años, el Partido Revolucionario Institucional dejó de ser noticia en Veracruz. De no ser por la alianza con PAN y PRD, esa mermada fuerza política hubiera pasado con más pena que gloria por el proceso electoral de 2021.
La actual dirigencia estatal es un desastre y la única nota reciente que surge de ella es la relacionada con los contratos que el presidente del CDE habría otorgado a uno de sus incondicionales.
Fuera de ello y de las prerrogativas que percibe mensualmente, el PRI parece un partido muerto y ello se refleja en la escasa actividad que se observa en el edificio de Ruiz Cortines, Xalapa, sede del CDE.
El comité estatal del partido no tiene brújula ni dirigencia real; y los más destacados cuadros del partido no le ven como interlocutor.
Como diputado local, Marlon Ramírez ha desempeñado un papel más o menos parecido al de su comité estatal partidista: pasa inadvertido; no hay propuesta y su discurso resulta confuso; podríamos decir que desentona con lo que se esperaría de una verdadera oposición.
Diversos actores políticos de Morena, como el secretario de Gobierno Eric Cisneros, por ejemplo, lanzó de forma reciente una serie de descalificaciones contra el presidente de la Mesa Directiva en la Cámara Baja, Sergio Gutiérrez, personaje incómodo para el actual gobierno estatal. Lejos de dejar pasar un hecho que no corresponde a su partido, sino que abona a la división en la 4T, Ramírez Marín se engancha y sigue en el mismo tono que Cisneros Burgos: “lamentable que ansias de popularidad de Sergio Gutiérrez, prevalezcan sobre cordura política”, dijo el priista.
Con esa declaración, Marlon Ramírez se ubicó más cerca de Morena que de los intereses de su partido.
Fuera de eso, el PRI prácticamente no genera información alguna; lo más reciente fue el nombramiento de Carlos Aceves como dirigente regional de la CTM en Xalapa, cargo que es más o menos igual que nada. Pariente del líder nacional cetemista, Aceves Amezcua fue candidato a la dirigencia estatal partido, compitió contra Ramírez Marín y perdió; su premio de consolación, en la escalera, fue 4 peldaños debajo.
Contrario a lo que ocurría hace dos e incluso una década, el PRI veracruzano naufraga en un mar de mediocridad: no hay resultados; carece de presencia y su única esperanza es concretar una vez más la alianza con los panistas.
Ese tema, el de la alianza, fue retomado por el diputado federal José Francisco Yunes Zorrilla, quien confirmó a un medio del puerto de Veracruz que el bloque opositor a Morena crece y que se construye un frente amplio de partidos para encarar el proceso electoral de 2024.
En esa suma de fuerzas políticas estarían incluidos PAN, PRI, PRD y muy probablemente Movimiento Ciudadano. Sin embargo, a esos temas la dirigencia estatal del tricolor parece ajena, porque Marlon Ramírez está más preocupado por lo que haga o deje de hacer Sergio Gutiérrez Luna.
Hoy, lo que resulta evidente es que si el PRI veracruzano tiene alguna posibilidad de supervivencia política, esta se encuentra lejos de su dirigencia estatal, a quien si antes se le atribuía una relación de dependencia con el panismo identificado con Miguel Ángel Yunes, y hoy parece cada vez más cerca de Morena y de Palacio de Gobierno.
@luisromero85
/pn
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto | Aviso de Privacidad
Reservados todos los derechos 2024 |