Tiempos de cambios

En tanto la pandemia se apoderaba del país, el deporte caminaba sino en la cancha, sí en los escritorios. Es el caso del tenis que si bien a nivel mundial se suspendió hasta el tradicional torneo Wimbledon, en el país quedó en el tintero por ejemplo los campeonatos nacionales de Semana Santa.

Pero en el tema político-deportivo sí que hubo movimiento y el tenis no es la excepción.

En este periodo se gestó la destitución de Antonio Flores como presidente de la Federación Mexicana de Tenis, donde su sucesor fue Mario Alberto Chávez Casas.

Recordar que José Antonio Flores se convirtió en presidente para el periodo 2016-2020, donde justo Mario Chávez fue quien asumió como primer vicepresidente y Jorge Velázquez como segundo vicepresidente en el mes de marzo precisamente de 2016.

Sustituyó en el cargo a Gastón Villegas y durante la elección recibió 34 votos a favor por tan solo 2 en contra, apoyado principalmente por presidentes de asociaciones como Estado de México, Nuevo León, Puebla, Querétaro y Yucatán.

 Tras un camino de cuatro años al frente, fue durante las tres primeras semanas de este año cuando se celebró la asamblea extraordinaria y las asociaciones decidieron que Flores ya no continuara bajo el mando del tenis nacional.

 Ya en el marco de la asamblea convocada por José Antonio Flores en su calidad aún de presidente de la federación de tenis, las 30 asociaciones votaron a favor de la única planilla que se inscribió para el proceso electoral encabezada como la hemos señalado por Mario Chávez, quien era su primer vicepresidente.

 Después del acto de protocolo, Mario Chávez se presentó ante la CONADE para informar del hecho  y de esta forma formalizar en 7 de abril ante las autoridades deportivas del país, como presidente interino de la Federación Mexicana de Tenis en busca del nuevo consejo directivo.

Dentro de sus objetivos, de acuerdo a lo declarado a los medios, destaca el hecho de impulsar el talento joven para desarrollar una nueva figura, con el apoyo de la iniciativa privada.

Es así como la Federación Mexicana de Tenis (FMT) inicia su camino para fortalecer sus relaciones con la iniciativa privada, misma que le dará un impulso en busca de consolidar el proyecto que hay en mente.

 De lo que falta por hacer, de acuerdo a lo que Mario Chávez señala, está el hecho de vincular al sector privado con el tenis infantil y juvenil, así como el profesional, aunque reconoció que costará trabajo porque no hay una figura referencial o un ídolo que facilite esta gestión. 

También señaló que es necesario implementar un programa de desarrollo que será un proyecto que deban presentar como requisito quienes aspiren a dirigir el tenis nacional y del que los presidentes de asociaciones podrán valorar y en base a ello hacer la elección. 

Asimismo, apuesta por retomar con fuerza los torneos federados donde se pueda incrementar la participación de infantiles y juveniles logrando dos cosas, la masificación con la captación del talento que hay en México y fortalecer las finanzas de la propia federación.

 Y basado en el punto anterior, dijo el propio Mario en entrevistas, que se debe comenzar a desarrollar la competitividad de los tenistas de 10 años para que a los 16 ya tengan la oportunidad de escalar en el circuito profesional. 

Para finalizar y eso es prioridad para todos, se requiere recuperar las actividad suspendidas causa de la pandemia, no solo en el circuito juvenil sino en el profesional en este caso de la mano de la ITF para evitar encimar los calendarios.

Dicen que todos los cambios son para bien, todos tienen sus pros y sus contras, en este mismo sentido esperemos que sea en beneficio de los tenistas mexicanos, sobre todo infantiles y juveniles.  

Al momento José Antonio Flores entregó los siguientes números, 30 mil afiliados, 33 asociaciones integradas a la federación, mil 200 canchas registradas en el país y cinco categorías para 10, 12, 14, 16 y 18 años.

Amigos, hasta la próxima.