Estados Unidos avanzó en su disputa con México por la política energética del presidente Andrés Manuel López Obrador al presentar una queja formal bajo el tratado comercial de Norteamérica T-MEC por considerar que perjudica a sus empresas. Washington solicitó consultas para resolver disputas, un primer paso en un proceso que podría conducir a represalias, al estimar que México beneficia a la compañía eléctrica pública CFE y a la estatal Petróleos Mexicanos (PEMEX) en detrimento de las empresas estadounidenses e impide el desarrollo de la energía limpia, según la oficina de la representante comercial estadounidense. (INFOBASE)
No es miedo es grilla, reza la columna de Jorge Zepeda Paterson: “el presidente Andrés Manuel López Obrador recurrió a la canción de Chico Ché – Uy que miedo- para responder al reclamo estadounidense sobre las políticas energéticas del gobierno mexicano... este tipo de reacciones del presidente me parece que hay una parte, al menos, que resulta comprensible en su intento de moderar o compensar en la opinión pública la estridencia, a ratos histérica, con la cual sus críticos se lanzan a magnificar todo aquello que pueda convertirse en una mala noticia contra el gobierno, sí sea una tragedia para todos los mexicanos.”
Marcelo Ebrard estuvo en una reunión del Estado de México. Donde invitó a “cerrar filas” y ser solidarios con el presidente Andrés Manuel López Obrador para la defensa de la política energética del país.
“Cerremos filas con nuestro Presidente y la cancillería va a estar en el primer frente, para defender nuestros derechos, de México, a eso venimos en primer lugar”, dijo Ebrard Casaubón, durante el segundo foro de Las Ciudades para el Desarrollo Metropolitano. El canciller explicó que no existe ningún conflicto con Estados Unidos o Canadá, y que el T-Mec pretende que cada uno de los tres miembros del tratado internacional está en su derecho de recurrir a consultas cuando no se está de acuerdo con lo que hace alguno de los tres países. “Nosotros vamos a defender a nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador, y a México y a sus intereses en esa consulta. Y vamos a presentar nuestros argumentos. Los argumentos de México, nuestras convicciones”.
Todo ello fue capitalizado por la oposición, perdedora de todos los privilegios del saqueo y entrega de recursos energéticos de la nación, Claudio equis y De Hoyos, ya sin Frena que hace sus berrinches aparte, pero sí con los periódicos controlados por organizaciones empresariales como El Reforma, Universal y Financiero, sumándose toda la pléyade de analistas y comentaristas de medios impresos y electrónicos con sus respectivos intelectuales orgánicos del nivel de Krause y Aguilar Camin. Todos ardidos ante la posibilidad del regaño gringo y canadiense, sin mirar la destrucción que hicieron todos ellos, juntos, durante los seis sexenios para complacer la voracidad de empresas transnacionales y sus respectivos, así como los cuantiosos moches, bisnes, y hasta chamba en sus consejos y cuerpos directivos.
Mientras AMLO, ratifica que los recursos de la nación no están en venta, ni mucho menos la soberanía nacional e inclusive dejó asentado que dará respuesta puntual el próximo 16 de septiembre durante la realización del desfile de las fuerzas armadas, aéreas y navales de la nación.
La Coparmex gritó, el Reforma mentó madres, Claudio se refugió en la USAID para invertir más lana, para financiar a sus voceros, bien maiceados, así como a jueces y magistrados, legisladores y dirigentes partidistas que al unísono dieron el grito al cielo para democratizar la vida nacional, beneficiando a sus bolsillos, tal y como un Tribunal Colegiado en Materia Administrativa que amparó a Odebrecht en México de una sanción por mil 88 millones de pesos impuesta por la Secretaría de la Función Pública.
“Ante las recientes consultas solicitadas por Estados Unidos y Canadá como parte del T-MEC debido a la política energética de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseveró: aun tratándose del mercado más importante del mundo, si tener acceso a éste nos implica ceder soberanía, no lo aceptamos. No vamos a entregar nuestra independencia a ningún gobierno extranjero. Además, no tienen razón, aun cuando tengan muchos lambiscones, vendepatrias, que les aplauden en nuestro país, no tienen razón. Y más adelante precisó que no habrá ruptura en ese acuerdo comercial. Eso se los adelanto. ¿Y por qué no va a haber ruptura? No sólo porque tenemos la razón, sino que no nos conviene, y no sólo es México, no le conviene a Estados Unidos, ya no es el tiempo de antes”. (La Jornada).
El mejor corolario es la columna, Cuando la realidad alcanza de Alfonso Romero, en la Jornada: “El 6 de julio se anunciaba por parte de la primera ministra de Francia la intención del gobierno de nacionalizar EDF, la otrora eléctrica estatal. Una decisión que manda un fuerte mensaje, aunque el gobierno francés controlaba ya 86 por ciento de las acciones… Ésta no fue la única ni será la última nacionalización y/o rescate que veremos.
Alemania expropió y nacionalizó la filial de Gazprom a principios de año, actualmente está en pláticas para rescatar a Uniper, uno de los jugadores más importantes en su industria. La gran potencia industrial europea, Alemania, tendrá que intervenir cada vez más para rescatar empresas de diferentes sectores que, a raíz del alza e indisponibilidad de energía, quebrarán. Reino Unido rescató a Bulb Energy, Rusia nacionalizó el gasoducto Sakhalin, por el cual Japón recibía gas natural. Y recientemente, el director de la Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés) reconoció que lo peor de la crisis aún está por verse. Sin duda alguna, Europa sufrirá todavía más las consecuencias de depender de una potencia extranjera que está dispuesta a utilizar la energía como un arma geopolítica.
El pragmatismo energético está de vuelta, y se han dado cuenta las grandes potencias que asegurar el suministro es un asunto de seguridad nacional... Al haber hipotecado la seguridad energética, las grandes potencias occidentales se olvidaron de garantizar el bajo precio y el acceso a los energéticos. La población difícilmente volverá a confiar en ese modelo energético que demostró ser no sólo erróneo, sino extremadamente frágil. La única solución a corto plazo es que los gobiernos asuman el contra. El Estado deberá intervenir para garantizar el suministro. Socializando las pérdidas después de que se privatizaron las ganancias”.
Esta es una situación entre naciones, no entre particulares... y punto.
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