Seguía el desdibujamiento atroz de la oposición, muy parecía ésta a aquellos mexicanos del Siglo XIX que vitorearon en Monterrey la llegada de las tropas estadounidenses en 1847. En esa pasarela llena de podredumbre no sólo había desfilado el Movimiento Ciudadano, sino también el PAN, en defensa de los intereses de los Estados Unidos (oponiéndose, de facto, a la acotación en México del injerencismo agravioso del FBI, CIA y DEA). Sí. Esta semana: el martes 15 de diciembre de 2020.
Así justificaba el PAN su felonía histórica, en voz de la diputada federal Adriana Dávila Fernández: “Las tareas de seguridad nacional que hoy prevalen en el mundo entero implican la colaboración de los países entre sí para dar batalla a problemas que traspasan las fronteras. Los riesgos de fenómenos transnacionales como el crimen organizado, el terrorismo, el lavado de dinero, la proliferación de armas masivas y el tráfico de armas, ameritan la asistencia y la cooperación internacional a través de la firma de tratados que deben ser cumplidos.
“…Existen convenios de cooperación internacional que no pueden ni deben ignorarse. En el año 2000 se firmó la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, uno de los instrumentos legales que han servido para la vinculación entre las naciones en la lucha de un problema común que ha trascendido las fronteras. Están equivocados los que piensan en la afectación de una relación bilateral, es falso, porque los convenios son impulsados y supervisados por la Organización de las Naciones Unidas.
“¿Se ha pedido la opinión de la ONU simplemente como un elemento más para valorar de mejor manera esta reforma? La respuesta es no, porque estamos en esta Cámara de Diputados en modo de vaporera. ¿Ya se analizaron las implicaciones que además de la seguridad, en materia de comercio, inversión, flujos económicos y migración? No lo duden, serán consecuencias muy negativas, porque las empresas extranjeras que impulsan la inversión, el comercio con México, consideran aspectos relacionados con la seguridad para gerentes, empleados e instalaciones, para todas las naciones que invierten en nuestro país.
“La seguridad es algo serio, es un pendiente que les ocupa y preocupa, ellos no aceptan como muchos mexicanos que hoy están presentes en esta Cámara de Diputados, la falsa estrategia de abrazos para detener los balazos de los delincuentes. Ellos buscan condiciones que garanticen seguridad, para que sus proyectos productivos generen fuentes de empleo para las y los mexicanos. Ellos saben que el gobierno morenista después de dos años está rebasado y aunque cuenta con todos los instrumentos legales, se niega a aplicar la ley y garantizar la seguridad pública, la seguridad nacional.
“La actitud con la que se está impulsando esta reforma, lastimará todavía más la confianza de inversionistas, flujos turísticos y el comercio. Los problemas de delincuencia organizada, narcotráfico, lavado de dinero, terrorismo y tráfico de armas son transnacionales y de impacto multilateral ante males internacionales no se puede proponer soluciones unilaterales, no es factible aplicar un concepto inoperante de la soberanía, cuando de lo que se trata es enfrentar problemas internacionales y de las regiones.
“México no puede aislarse, no somos una isla, de los esfuerzos internacionales para dar la batalla en esta materia, porque se compromete nuestra propia seguridad. Debe recordarse que es importante el objetivo, como el propio camino, pero lo es igual la ruta para conseguirlo”.
¿Y qué decía Morena? La diputada María Alvarado dijo: “El dictamen normará el intercambio de información con autoridades mexicanas que desarrollan los agentes extranjeros, esto en respeto y atención a programas y convenios de cooperación bilateral adoptados y suscritos por nuestro país, en materia de seguridad.
“En la administración de Felipe Calderón se instalaron en el edificio de Paseo de la Reforma 265 oficinas con personal del Departamento de Defensa Norteamericano, de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Buró Federal de Investigación (FBI), así como de los Departamentos de Justicia, de Seguridad Interior y del Tesoro. Esa presencia de diversas agencias norteamericanas en la Ciudad de México comprometió nuestra seguridad nacional, nuestra economía y nuestra integridad, nuestros intereses geopolíticos con el vecino país del norte sin control y sin regulación alguna.
“Hoy en día el actuar de agentes extranjeros se regula en un antiguo acuerdo del año de 1992. Se adiciona al marco jurídico el precepto de agentes extranjeros, estableciéndolos como funcionarios que en sus países de origen ejercen funciones policiales de inspección o de supervisión de las leyes y otras disposiciones de carácter reglamentario.
“Se establece que las embajadas y misiones extranjeras acreditadas en nuestro país, en apego a la ley, deberán informar por conducto de la Secretaría de Relaciones Exteriores los hechos con los que tengan conocimiento durante el desempeño de sus funciones, siempre respetando los convenios de cooperación pactados. Esto para preservar la seguridad nacional.
“Con esta reforma los agentes extranjeros podrán ser autorizados para internarse temporalmente en territorio mexicano con fines de intercambio de información. También, ello en el marco de los convenios bilaterales establecidos, previo acuerdo de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la Sedena y la Semar.
“Dentro del actuar de los agentes extranjeros con autoridades estatales y municipales también se norma que, posterior al desempeño de sus actividades, se deberá realizar un informe pormenorizado y entregar la información obtenida a la Secretaría de Relaciones Exteriores y a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Dichas reuniones deberán ser autorizadas por el Grupo de Alto Nivel de Seguridad.
Debatían palmo a palmo. Por ahí cerca, ya venía Fernández Noroña.
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