Una vez más y tal como ya se habíamos consignado en este espacio de opinión el dirigente estatal de Morena, Esteban Ramírez Zepeta, se equivoca al mezclar sus simpatías y preferencias en el proceso interno de Morena para elegir candidatos a las presidencias municipales.
Sin duda, solo contamina con sus posturas y declaraciones la selección de abanderados y no se comporta como verdadero árbitro sino por el contrario parece que fomenta la división. Algo que de por sí, se corre riesgo en un proceso democrático, pero que un líder debe buscar cerrar acuerdos, conciliar y no alimentar más esa posibilidad.
Ya se había señalado el caso de Polo Deschamps en Alvarado donde al sureño se le acusa de ser el principal impulsor de que el ex abanderado por MC a la gubernatura ahora busque ser postulado por el partido guinda.
Dentro y fuera del partido cualquiera tiene derecho a manifestar lo que dicte su corazoncito, pero cuando eres líder de un partido que aglutina corrientes y a diversos sectores, así como los gobernantes, estos deben actuar como tales, como un estadista y con una guía parcial.
Pero no es el único caso donde se la acusa de imparcial ya que ahora se le ha salido de control el municipio de Xalapa donde aseguró que habría declinaciones hacia la directora del IPE, Daniel Griego.
Sus aseveraciones solo vinieron a provocar el enojo de otros aspirantes a gobernar la capital del Estado como Iván Martínez Olvera y Juan Vergel Pacheco. Sobre todo, quienes han hecho público el rechazo a estas manifestaciones, pues sin importar quien sea el mejor perfil, una competencia debe ser pareja y transparente.
Por ejemplo, el ex secretario de Turismo calificó como un juego sucio, burdo y tramposo las declaraciones del dirigente estatal sobre una presunta declinación de los competidores en favor de Daniela Griego Ceballos.
Mientras que por su lado el ex funcionario de la delegación de Bienestar negó que piense renunciar a su aspiración y por el contrario dijo que el único camino viable es aplicar la encuesta.
El asunto no es menor ya que se ha sabido en la ciudad de Veracruz que también Esteban Ramírez ha dejado sentir que tiene una preferencia hacia el legislador neo morenista, José Ruiz Carmona, pues así lo presume el ex priista en sus reuniones con sus simpatizantes. Y por si fuera poco, se ufana de tener una excelente relación con el líder partidista, por una supuesta relación política-económica.
A estas alturas seguramente el Comité Ejecutivo Nacional morenista ya tiene conocimiento de la conducta del presidente estatal que para nada abona a la unidad.
Por el contrario, deberá ponerse las pilas y reorientar su posición si no quiere descontinuar un proceso que ya de por si, está más que saturado y competido, como para que todavía se le siga metiendo ruido.
Por algo la diputada federal, Rosa María Hernández Espejo, dijo que confía en que la dirigencia de Morena se encuentre a la altura.
Y quizá por ello este martes declaró: "Es cierto que hay mucho furor ahorita y hay debate, es normal, porque cada quien tiene sus sus simpatías y eso es perfectamente normal en cualquier grupo social y más en los partidos y más en temas de política. Pero al final quien sea el o la representante, todos nos vamos a sumar y todos vamos a ir unidos".
Y además llamó a toda la militancia de Morena para que el proceso se conduzca sin demostraciones y de apoyo: "Que a la hora de que nuestro movimiento diga quién nos representará, que todo sume, porque antes que mi interés está el de Morena y el del pueblo".
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