Recibimiento de flores

Recibimiento de flores.

Los caminantes llegaron al pueblo de Tepetlaoxtoc, su paso por ahí tenía varios propósitos, además de descansar por un momento también estarían conectándose con la memoria antigua de ese lugar.  Fueron recibidos por un grupo de niñas y mujeres medicina, entre ellas estaba la Abuela Xkenda, quien estuvo en la primera caminata y ahora en esa segunda caminata, los recibía, con humo de copal, flores, frutas y con el sonido del caracol.  Las niñas estaban vestidas de blanco, habían hecho collares de flores y con una bella sonrisa les dieron la bienvenida a los caminantes.   

Estaban a unos 400 metros por llegar a Tepetlaoxtoc, en esos momentos  fueron interceptados por  Carmen y Kenia, mujeres de gran lucha social, conectadas con la Madre Tierra y sensibles ante cualquier tema humano.  Llegaron dando nuevos bríos a los caminantes, iban con un paso recio, tendido, constante y enérgico, traían la energía muy activa y la mirada clara.  

Se sentía el ambiente de ese pueblo, el cual guardaba una gran memoria histórica, puesto que fue el lugar que vió nacer a Juan Diego, ahí se dieron las primeras clases de castellano, y ahí también emergió el gran señorío del Huey Xólotl y lo más especial es que en ese lugar nació la Gran Mayahuel. 

Una vez que sus pasos les llevaron hasta el centro del pueblo, las niñas se les acercaron y les colocaron unos collares de flores, fueron sahumados uno a uno y el caracol no dejó de sonar hasta que todos habían conformado un círculo, tomándose de las manos, viéndose a los ojos, sintiendo sus rostros  y corazones, percibiéndose como una gran unidad, agradecieron al grupo de niñas, mujeres y a la Abuela Xkenda por  tan hermoso recibimiento. 

Se sentaron en el jardín del centro, comieron frutas, tomaron agua y disfrutaron de un rico pan de pueblo. 

Izipactli, antes de dar el primer sorbo al vaso con agua, ofrendó un poco a la gran Mayahuel para nutrir su memoria ancestral con ese pequeño y discreto rezo.  La frescura del viento soplaba y la grandeza de los árboles los abrazaba en su frescura, y la certeza que sus pasos eran escuchados por la Gran Madre era más que absoluta. 

—Este es uno de esos momentos en que el alma se siente apapachada—comentó Colibrí.

—Sí, así es compañera, y ¿cómo lograron esto? — preguntó Carmen Antuna. 

—Xquenda organizó todo, ella es de estas tierras, las conoce muy bien y tiene un tejido grande de mujeres- respondió Colibrí. 

Después de haber descansado por breves instantes, continuaron con sus pasos hacia Teotihuacán, ya estaban muy cerca, sólo faltaban unos 40 km más, sin embargo faltaba tanto por limpiar, la compañera Carmen se había tomado muy enserio el levantar la basura que encontrara a su paso, su esfuerzo contagió a todos, y nuevamente los caminantes se tomaron la tarea de recoger lo más que pudieran, no obstante ya eran más de las 6:00 de la tarde y el paso de los caminantes  había bajado su intensidad, debían de apurarse para llegar… 

Adriana Morales Ortiz “Colibrí”, César Daniel González Madruga, Rafael Aluni Montes, Xquenda Orozco, Guadalupe Garcia, Enrique Quezadas, Jorge Flores, Dorian Antuna.