Primero que nada, quiero desearles una muy feliz Navidad a todos ustedes. Que el Nacimiento del Redentor del mundo reviva en nuestros corazones la fe, la paz y la armonía tan necesarias para que haya más comprensión y con ello menos envidias, menos ambiciones, menos enfrentamientos, menos divisionismo, menos discordias, menos improvisación y menos desgaste por atender tantos distractores.
Si esto lo logramos, podremos dedicar de manera más provechosa nuestro tiempo y esfuerzo a trabajar con entusiasmo, buena voluntad y profundo amor a México, para sacar al país del atolladero en que lo han dejado los malos políticos y sobre todo la indiferencia ciudadana.
Para engrandecer a nuestra patria no solo necesitamos la bendición del Creador, sino también la participación generosa de todos, pero muy especialmente de los ciudadanos más preparados y exitosos, para que se conviertan en verdaderos líderes sociales y trabajen a favor del bien común participando en política.
Para quienes aportando su talento, su experiencia, capacidad de trabajo y buenos resultados desplacen a quienes creen que los cargos públicos son hereditarios y obtener uno equivale a sacarse la lotería, porque pueden manejar el presupuesto a su antojo y conveniencia.
Necesitamos liderazgos auténticos, no fabricados artificialmente e inflados mediante costosas campañas publicitarias que impulsan a chamaquitos inexpertos cuyo único mérito es repartir espejitos y chucherías en las colonias y ahora la propaganda nos los pretende vender como los salvadores de la patria.
Creen tener el triunfo amarrado porque ya les ofrecieron empleo en al ayuntamiento a sus aplaudidores. Hay que decirles a los ilusos que no hay cama ni espacio para tanta gente. Le tendrían que poner uno dos pisos más al palacio municipal para acomodarlos a todos.
Además, no habría presupuesto para pagarles un sueldo decoroso a aquellos que creen que su firma de respaldo les garantiza obtener un cargo en la administración municipal.
El presupuesto es para darle servicios eficientes a la ciudadanía, para mejorar la infraestructura pública, no para malbaratarlo en contratar gente innecesaria, ni para aumentar fortunas personales. Mucho menos para fondear con recursos municipales futuras campañas políticas.
La verdadera POLÍTICA, escrita con mayúscula,es el arte de servir a la comunidad con pasión eficiencia y honradez.
Dirigir una ciudad es cosa seria, no es un juego de niños. No queremos que nos impongan a improvisados, por el simple hecho de ser impulsados por un pariente influyente.
Exijamos experiencia y participemos a fondo para cambiar las cosas.
Ninguno de nosotros pondría a un familiar cercano que requiere una intervención quirúrgica delicada y urgente en manos de un cirujano que jamás ha operado y apenas acaba de salir de la escuela.
Abramos los ojos y no nos dejemos manipular o no tendremos remedio.
No les parece a ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana.
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