En las sociedades primitivas el estado no existía. Los primeros grupos humanos eran sumamente reducidos y se integraban por unas cuantas familias de nómadas, quienes entendían que para sobrevivir en un ambiente tan complejo y peligroso, debían permanecer en grupo, aunque este fuera pequeño.
Dichos grupos estaban integrados por familias que vivían de la cacería y de la recolección de frutos.
No tenían gobierno alguno. Quien normalmente los guiaba como líder natural era el más fuerte y diestro en la cacería y en el arte de la defensa contra otros grupos rivales.
Cuándo éste envejecía o moría, era sustituido por otro de características similares, que la mayoría de las veces había sido previamente entrenado por su antecesor. Como la fuerza, la destreza y la juventud no siempre son sinónimo de sapiencia; los ancianos más experimentados lo aconsejaban para disminuir el riesgo de que cometiera errores que pondrían en riesgo la sobrevivencia del clan.
Con el paso del tiempo y el descubrimiento de la agricultura, los grupos humanos dejaron de ser nómadas y se volvieron sedentarios.
Las familias agrupadas en el clan se dividían el trabajo. Los varones salían de cacería y a laborar en el campo. Las mujeres normalmente se quedaban al cuidado de los hijos, de los enfermos y de los ancianos. También a preparar los alimentos.
Como las mujeres, niños y ancianos quedaban desprotegidos mientras los hombres salían a cazar y a cultivar la tierra, todos acordaron que uno o varios hombres se quedaran a vigilar el campamento y a dar la voz de alarma a tiempo si algún peligro se presentaba.
Para retribuir sus servicios, quienes salían a trabajar compartían el fruto de sus esfuerzos con quienes fungían como vigías.
Así nacieron los primeros empleos burocráticos y se sentaron las bases de lo que más tarde sería el gobierno.
Este último fue el resultado natural del crecimiento de la población que integraba el clan y que con motivo de su desarrollo se convirtió en tribu, luego en pueblo y posteriormente en nación.
Al crecer la población, necesitaron establecer un gobierno que los dirigiera para evitar el caos y el desorden. También para impulsar el desarrollo y el crecimiento. Para eso inventaron el gobierno.
A lo largo de la historia del ser humano ha habido de todo y sin medida. Monarcas, tlatoanis, presidentes, dictadores, etc.
También gobernantes buenos, justos y sabios. Otros han sido iluminados, déspotas, tiranos y hasta crueles asesinos y dictadores.
A la larga, muchos de quienes integraron el gobierno se voltearon contra los ciudadanos y en no pocas ocasiones los oprimieron.
Aquí lo interesante es establecer sin dejar lugar a ninguna duda, que la familia es anterior al Estado.
Que el Estado es una invención del ser humano para lograr orden, progreso, salud, educación y desarrollo.
El problema surge cuando gobernantes de tinte totalitario consideran que los niños son propiedad del Estado y por lo tanto pretende arrebatarles a los padres el derecho a la Patria Potestad de los hijos.
Como saben muy bien que la población medianamente ilustrada se opondría definitivamente a cualquier clase de abuso, totalitarismo e injusticia, los gobernantes con tendencias extremistas de cualquier signo, tienen interés especial en adoctrinar a los niños, para que desde temprana edad acepten mediante la deformación de sus conciencias cualquier absurdo. Para lograr esa meta requieren arrebatarles a los padres el derecho a educar a sus hijos.
Así pasó en la URSS, en China, en Alemania del Este, etc.
Pongo un ejemplo clarísimo y reciente: La mayoría de los cubanos que viven en la isla, nacieron y crecieron bajo la influencia educativa, no de sus padres, sino de las escuelas marxistas leninistas.
Creen estas personas que la pobreza, la falta de libertades y la escasez de alimentos, ropa y medicinas son normales en esta vida, porque en ese ambiente han vivido siempre.
Otros creen que su pobreza es culpa de los norteamericanos, sin darse cuenta cabalmente de que es el propio sistema socialista el que no funciona, ni funcionará, simplemente porque es contrario a la libertad y a la propia iniciativa y deseo de superación que tiene cada ser humano.
No queremos que eso pase en México. En la administración actual hay muchos funcionarios con esa formación ideológica infiltrados en la SEP y en distintas universidades públicas y hasta en algunas privadas.
Desde distintos ámbitos del poder se impulsa desde hace muchos años la idea de que el estado debe tutelar la educación de los hijos.
Esto podría sonar muy atractivo, pero siempre y cuando no se desplace el derecho de los padres de escoger el tipo de enseñanza que desean para sus hijos y también a condición de que no se use la educación para adoctrinar a los infantes en base a la moda ideológica de quienes están en el poder. Menos para suprimir la patria potestad de los padres sobre los hijos.
Por eso se insiste: El derecho original de los padres a escoger la educación de sus hijos, es de los propios padres, no del Estado.
Los hijos vienen al mundo a través de los padres, no del gobierno.
La familia es anterior al Estado y quien es primero en tiempo, es primero en derecho. Esta regla no es nueva. Viene desde el derecho romano.
Es el derecho romano la base de todo nuestro sistema jurídico.
“Potior in tempore, potior in iure”
Que no se nos olvide esto nunca, porque acabaremos perdiendo no solo a los hijos, sino también las libertades y garantías individuales que todavía tenemos.
Saludos y gracias. Una muy feliz Navidad y un mejor Año Nuevo 2022 para todos Ustedes.
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