Se trata de un libro que va a causar serias molestias y sobre todo grandes enojos entre los sacerdotes católicos y la gran grey de mexicanos que profesan esta religión, así como de cualquier otra religión que exista en el mundo.
Es un bestseller que se ha convertido en un éxito mundial, que se ha traducido a 30 idiomas y la última edición es de un millón de ejemplares.
El libro titulado “Homo Deus” escrito por Yuval Noah Harari, profesor de historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén, se especializó en procesos macro históricos al doctorarse en la Universidad de Oxford. Es autor de varios libros, el más significativo es el Animales y Dioses, pero este que menciono ha causado toda una revolución.
No se puede hacer un resumen sobre lo que trata este libro de 496 páginas, pero se refiere a muchos aspectos que regularon nuestra vida.” En la antigua Babilonia, cuando la gente se enfrentaba a un problema, subían a lo más alto del templo en plena noche y observaban el cielo. Los babilonios creían que las estrellas controlaban nuestro destino y predecían nuestro futuro. La observación de las estrellas decidía sobre con quien casarse, el tiempo de las siembras y hasta la idea de iniciar una guerra.
“Las religiones como el judaísmo y el cristianismo tenían otra versión, las estrellas mienten. Dios no creo las estrellas, toda la verdad está en la Biblia. Dejad de observar las estrellas y leed la Biblia. Cuando la gente no sabía con quién casarse o qué carrera elegir, leía la Biblia y seguía su consejo.
Después llegaron los humanistas, con otra versión, totalmente nueva. Los humanos inventaron a Dios, escribieron la Biblia y después la interpretaron de mil maneras diferentes. De modo que los mismos humanos son el origen de toda la verdad.
“Podéis leer la Biblia como una inspiradora creación humana, pero no tenéis por qué hacerlo, instrucciones prácticas detalladas de como escucharse y recomendó contemplar puestas de sol, leer a Goethe, escribir un libro personal, tener charlas de corazón con un buen amigo y celebrar elecciones democráticas.
Durante siglos, los científicos también aceptaron esas directrices, los físicos las aceptaban, los químicos las consideraban, los biólogos debatían, Los neurocientíficos escribían libros sobre sus sorprendes descubrimientos, incluían una inspiradora cita de Goethe en la primera página.
Esta era la base de la moderna alianza entre la ciencia y el humanismo, que mantenía el equilibrio entre el Yin y el Yang modernos, entre la razón y la emoción, entre el laboratorio y el museo, entre la cadena de producción y el supermercado.
Los científicos no sólo sacrificaron los sentimientos humanos, sino que encontraron una excelente razón evolutiva. Después de Darwin, los biólogos empezaron a explicar que los sentimientos son algoritmos complejos, que la evolución ha sofisticado para ayudar a los animales a tomar las decisiones correctas.
Nuestro amor, nuestro miedo y nuestra pasión no son fenómenos espirituales nebulosos, son útiles únicamente para componer poesía.
Nuestros sentimientos no son infalibles, desde luego, que son mejores a la mayoría de las alternativas. Durante millones y millones de años, fueron los mejores algoritmos del mundo. De ahí que la época de Confucio, de Mahoma y de Stalin, la gente debió escuchar a sus sentimientos y evitaría los graves problemas del mundo.
Pero en este siglo los sentimientos no son lo mejor. Estamos desarrollando algoritmos superiores que se utilizan en una computadora sin precedentes. Los algoritmos de Google y Facebook no solo saben cómo nos sentimos, sino también un millón de datos más sobre nosotros que ni siquiera sospechamos.
¿Quieres saber quién eres en verdad? ¿Te has hecho secuenciar tu ADN? ¡No! ¡A qué esperas? Hazlo hoy mismo. Y convence a tus padres y abuelos que se lo hagan, sus datos serán muy valiosos para ti.
El algoritmo germen lo harían los humanos, pero a medida que vaya creciendo seguirá su propio camino a donde ningún hombre ha llegado y ningún humano podrá seguirlo.
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