Observo con preocupación que varios periodistas, analistas, opinologos y medios, hablan y difunden la idea de un posible atentado en contra de Xóchitl Gálvez, lo hacen de manera irresponsable y sin ningún sustento ni fundamento.
Difundir y propagar la idea de un atentado es perverso y altamente peligroso en un escenario de polarización y confrontación como el que vive México.
Dicho escenario es consecuencia de una lucha por el poder entre quienes hoy lo ostentan y quienes pretenden arrebatarlo y regresar a él; unos y otros son responsables del odio y encono que se ha inoculado y diseminado entre la sociedad, enfrentando y dividiendo a “chairos vs fifis”.
De pronto y de manera coincidente, se empieza a construir una narrativa desde los medios, que plantea que la vida de Xóchitl Gálvez está en peligro y que el régimen podría atentar contra ella.
Sobre este tema, la mañana de este martes el presidente López Obrador salió al paso y denunció que hay una campaña “muy sucia, muy perversa, muy inhumana, muy autoritaria, fascista, de mucha maldad” en contra de su gobierno.
Señaló a varios periodistas de orquestar una campaña negra que lo involucraría y culparía de un posible atentado en contra de un periodista o de un (a) candidata.
En este enrarecido escenario, varios periodistas se han lanzado a la piscina de la especulación y han ejecutado un nado sincronizado digno de medalla olímpica, por un lado Joaquin López Dóriga en su programa de Radio y Tele Fórmula, insistió una y otra vez durante la entrevista con Xóchitl Gálvez, sobre su seguridad y los riesgos que corre su vida por representar -según él- una “amenaza” para el régimen.
Casi al mismo tiempo Beatriz Pages en sus intervenciones en el programa de Carlos Alazraki y en sus video columnas, planteó:
“El presidente crea un ambiente que recuerda el asesinato de Colosio. En esta ocasión el escenario tiene más riesgos. López atiza la violencia política cuando los cárteles ocupan el 81 por ciento del territorio nacional”.
A ellos se sumó Raymundo Rivapalacio, quien en su columna de El Financiero escribió:
“Es imperativo que haya protección para la aspirante y cuidarla de absolutamente todo, de un accidente callejero, de uno de esos fanáticos en la calle que le pueda hacer daño porque piensa que así ayudará a López Obrador, o de un atentado de un grupo con fines políticos o del crimen organizado”.
Héctor Aguilar Camín es precursor y pionero de la idea de un atentado, en varias y repetidas ocasiones lo ha expresado en sus participaciones en los programas de Latinus y Foro TV.
Sincronizada y siguiendo la misma línea, Guadalupe Loaeza publicó en Reforma:
¿Cómo cuidar a Xóchitl? Tengo entendido que Xóchitl ya juntó las 150 mil firmas. Pero por favor no se lo digan al energúmeno de López Obrador, que no se entere porque entonces la atacará aún más y será capaz de todo con tal de sacarla de la campaña. De eso y más es capaz López Obrador…”
Hacer periodismo de opinión permite muchas libertades, pero conlleva también responsabilidades, parece que este fundamento ético del periodismo ha sido olvidado por quienes hoy -sin mayor fundamento- dan rienda suelta a especulaciones que per se, lastiman, dañan, contaminan y enrarecen un proceso democrático que se abre paso en medio del odio y el rencor sembrado entre la sociedad previo a la elección del 2024.
Cuidado, hay gasolina regada en el piso, y hay quienes juegan con lumbre
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