A pesar del optimismo manifestado por algunos políticos, la inflación en México continúa al alza alimentada por el aumento desproporcionado de salarios que se dio a principios de este año, sin haber incrementado antes la productividad, por lo que ya amenaza con superar el 10% para diciembre.
A esto hay que agregarle la equivocada política económica que se maneja más la inflación que proviene del exterior, producto de la guerra ruso-ucraniana.
El alcanzar el 10% de inflación en este año es relativo porque los productos de primera necesidad, especialmente los alimentos, han aumentado más de ese porcentaje por lo que de no corregirse la tendencia con políticas públicas sensatas, el año próximo podemos tener una inflación más elevada.
Es cierto que el salario de los trabajadores debe mejorarse, pero para que no cause inflación tienen a la par que incrementarse la eficiencia y la productividad. Si por cuestiones populistas o electoreras se suben los salarios y seguimos produciendo lo mismo o incluso menos, las consecuencias inmediatas serán un elevado incremento en los costos lo que provocará un nuevo aumento de precios.
Los trabajadores recibirán mayores salarios, pero paradójicamente podrán comprar cada vez menos.
Esa situación ya la vivimos en los años ochenta, cuando la inflación llegó a ser del 160% anual, por lo que ningún dinero alcanzaba, a pesar de que en ese entonces había dos aumentos de salarios anuales.
Para quienes no lo recuerdan o no lo saben, el salario diario a principios de los años noventa llegó a ser de $2,500.00 pesos diarios, pero tampoco alcanzaba gran cosa porque la moneda valía muy poco.
Hubo que quitarle tres ceros al peso para facilitar las transacciones ya que resultaba complicadísimo hacer hasta la cuenta del super.
Con las severas medidas de austeridad que debieron implementarse, poco a poco la inflación cedió y pudo estabilizarse nuestra economía.
Como los países que desconocen su historia tienden a repetirla, estamos siguiendo el mismo camino que nos llevó al desastre económico el siglo pasado.
No hemos aprendido tampoco que los aumentos salariales otorgados por decreto, cuando son excesivos y generalizados causan más daños que beneficios, porque no todas las empresas pueden pagarlos y algunas cierran por incosteables, otras se van a la informalidad y las que sobreviven tienen que aumentar sus precios para poder pagar los nuevos salarios.
El círculo vicioso continúa imparable. Al subir los precios más que los salarios necesitan éstos incrementarse nuevamente, yéndose la inflación a las nubes.
Además, al subir de precio lo que producimos aquí, dejamos de ser competitivos y nadie del exterior nos comprará. Para poder exportar nuestros productos tendrá que devaluarse el peso, lo que empeorará la situación porque todo lo que importamos debemos pagarlo en dólares.
No obstante la crítica situación económica por la que atravesamos, un grupo de senadores que en su mayoría nunca han trabajado en algo útil, sino de la grilla, han aprobado en comisiones duplicar los días de vacaciones anuales.
Además, por instrucciones de arriba la CONSAR ya planea incrementar el salario mínimo en un porcentaje similar al del año pasado.
Estas medidas aplicadas a rajatabla a las micro, pequeñas y medianas empresas que hacen un gran esfuerzo por sobrevivir, implicará darles el tiro de gracia a muchas de ellas, con la consecuente pérdida de empleos.
Ojalá y predominen la sensatez, la reflexión y la experiencia, para no llevar a México a una situación tan compleja de donde nos cueste mucho trabajo salir adelante.
No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana.
/pn
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