Valerosa e icónica protesta de la saxofonista María Elena Ríos durante la función vespertina del primer lunes del cerro, en el momento en que se escuchaba la Canción mixteca. María Elena y su hermana desplegaron una manta, de regular tamaño, con la leyenda “Oaxaca feminicida” en alusión no sólo a su caso particular, sino a la falta de acciones contundentes del gobierno muratista para investigar, castigar y hacer justicia a las más de 600 mujeres asesinadas.
Dicha forma de manifestarse no hubiera generado más que escozor entre los organizadores, de no ser por la actuación intimidatoria de policías vestidos de civil e integrantes de las fuerzas del orden que les arrebataron la manta y conminaron a abandonar el graderío.
Según María Elena, la revictimización incluyó jaloneos en sus brazos, que han requerido injertos de piel tras las quemaduras de ácido recibidas hace tres años en su cuerpo, particularmente el rostro, que la mantuvieron hospitalizada; intento de feminicidio que le cambió la vida.
El probable abuso de autoridad contrastó con la displicencia con que se trató al exsecretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, recientemente implicado en delitos que no se le pudieron comprobar. La gente documentó cómo el invitado especial ofrecía una guelaguetza “con sombrero ajeno”, es decir, regalando productos que antes le habían obsequiado. La comparación fue inevitable: “Murat ovacionó al exsecretario…mientras a mí me reprimió a través de la fuerza pública del Estado …solo por visibilizar una lucha legítima: Oaxaca feminicida”, tuiteó en su cuenta, Elena Ríos.
Debe mencionarse que como invitados especiales también acudieron a la guelaguetza funcionarios del gabinete de López Obrador. En su descargo, Seguridad Pública estatal negó haber desalojado a la saxofonista, declarando que sus elementos están dispuestos a realizar las aclaraciones pertinentes si los llamara alguna autoridad. Sin embargo, ella insistía: “Hoy en la Guelaguetza 2022 nombro a todas mis hermanas víctimas de feminicidio y sobrevivientes, que día a día luchan por encontrar justicia en Oaxaca feminicida”.
En el año 2019, Elena Ríos sufrió graves daños en la piel por la agresión, presuntamente ordenada por su expareja sentimental el exdiputado priista, Juan Antonio Vera Carrizal, actualmente preso, pero sin sentencia; no así su hijo y cómplice, Juan Antonio Vera Hernández, quien continúa prófugo después de casi tres años. El caso demuestra el retardo procesal que conviene a los implicados y la supuesta complicidad de autoridades con los agresores, como lo ha señalado la víctima.
Luego de la agresión, 108 organizaciones feministas y asociaciones civiles, más de 200 activistas e integrantes de la sociedad civil y mujeres, expresaron su más amplia solidaridad con quien sufrió violencia física y fue tratada como delincuente, por “manifestarse de forma pacífica en exigencia de justicia, y en alusión al incremento exacerbado de feminicidios en la entidad y la impunidad lacerante y permisiva”.
Denunciaron la presunta protección del gobierno de Alejandro Murat Hinojosa a quienes infringieron daño físico y psicológico a Elena Ríos. Señalaron que desde el 1 de diciembre del 2016 a la fecha, la inacción ha sido el común denominador en éste y otros casos de violencia contra mujeres, pues son la impunidad, la injusticia, la corrupción, el abuso de poder y la frivolidad lo que ha destacado durante el sexenio. Lo anterior tiene como resultado 666 feminicidios.
Por tanto, hacen un llamado a expresar su indignación en contra de la impunidad prevaleciente, asegurando que: “¡Si tocan a una, nos tocan a todas!”. La exigencia incluyó al fiscal general del Estado, Arturo Peimbert Calvo, para que ejecute la orden de aprehensión pendiente. Asimismo, demandan a la autoridad investigar y sancionar el abuso de poder cometido, pues es evidente la identidad de los agresores y superiores jerárquicos.
El incidente desdibujó la millonaria campaña mediática que con recursos públicos ha montado Murat no solo para promocionar la guelaguetza, que es solo un pretexto, pues el espectáculo se promociona por sí solo, sino como propaganda para alcanzar la candidatura presidencial del PRI. La protesta, desmonta su discurso supuestamente a favor de las mujeres y le dice al mundo que Oaxaca no es solo guelaguetza, también es feminicida. Anoche, Elena Ríos debió tocar en el concierto de la cantante Lila Downs: ”Después de una tempestad, la calma, para tener fortaleza en lo que venga”, posteó la activista, que en esta lucha no está sola.
@ernestoreyes14
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