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Por Enrique Haro Belchez
Columna:

Agenda ambiental

Más daños ecológicos en Los Tuxtlas

2022-09-03 | 07:03 a.m.
Más daños ecológicos en Los Tuxtlas
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“Aquí era bonito, hay fotos que había pura playa corrida, pero el paisaje cambió. Antes se escuchaban los monos en las mañanas y en las tardes; ahora sólo se escuchan los ruidos de las máquinas”. Ejidatario de Balzapote.

El área selvática de Los Tuxtlas está ubicada en la planicie costera del Golfo de México; en 1998 fue declarada Reserva de la Biósfera (RBLT), área natural protegida de carácter federal, con una superficie de 155,122.46 hectáreas para proteger los ecosistemas y sus especies.

En la comunidad de Balzapote, en San Andrés Tuxtla, Veracruz, ubicada en la zona de amortiguamiento de la RBLT, los sonidos de la naturaleza se mezclan con el ruido de las máquinas retroexcavadoras que perforan bancos de balasto; material pétreo, que es utilizado en la construcción del Tren Maya, a unos mil kilómetros de allí. Ni siquiera la suspensión del permiso por observaciones en la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) y pese a que los permisos correspondientes no están vigentes se frenan los trabajos.

A unos metros se ubica la estación de biología de la UNAM, donde se conservan más de 600 hectáreas de selva tropical húmeda, una colección de más de 5 mil plantas y 30 mil tipos de fauna representativa de los últimos reductos de selva en la región.

La zona donde ahora se extrae la roca es la misma que se intentó explotar en 2014 por la entonces API de Veracruz, quien solicitó un nuevo permiso para extraer 2 millones de metros cúbicos de piedra usando explosivos. El proyecto fue aprobado por la Semarnat, pero expertos ambientalistas y la resistencia civil lograron frenarlo con el argumento de que está prohibido usar explosivos en la zona de amortiguamiento de la Reserva de la Biosfera.

En ese entonces, un dictamen elaborado por 10 investigadores de la UNAM alertó que el predio forma parte del último reducto de selva alta perennifolia de Los Tuxtlas y el proyecto atentaba contra la conservación del ya muy delicado ecosistema y de los servicios ecosistémicos de la región.

Ocho años después de esa advertencia pesa el silencio sobre el nuevo proyecto, vinculado al Tren Maya, a consecuencia en parte del desgaste de las organizaciones civiles, pero también de la falta de comunidad y resistencia de la propia población y de las autoridades de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y de la propia RBLT, que tienen la responsabilidad de conservar el patrimonio natural de México y el desarrollo sustentable de las comunidades asentadas en su entorno.

La extracción de la roca supone un daño a la reserva de la biósfera de Los Tuxtlas no solo permitido, sino promovido por las autoridades, que han priorizado intereses económicos, incluso pasando por encima de la ley.

El tema es grave porque la población que ahí vive no supo cómo se otorgaron los permisos y se violenta el derecho humano a un ambiente sano que implican los derechos a acceder a la información, a espacios de participación pública y toma de decisiones.

#CambiaUnaAcciónCambiaTodo.

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