El asesinato de John F. Kennedy abrió una caja de Pandora que medio siglo después sigue soltando verdades incómodas. La hipótesis más provocadora no gira en torno a quién disparó, sino por qué se sigue ocultando la verdad. La decisión de Donald Trump de desclasificar los documentos del caso JFK no parece buscar al asesino, sino dejar claro que la historia, tal como se ha contado, no es más que un relato edulcorado. En esas páginas liberadas hay más pistas sobre lo que se oculta que sobre lo que se revela.
Lee Harvey Oswald —el supuesto tirador solitario— tenía vínculos con la CIA. Lejos de ser un simple lobo ideológico, Oswald había sido considerado un activo de inteligencia, y su misterioso viaje a México semanas antes del atentado refuerza las sospechas. Allí, entre reuniones fallidas con diplomáticos cubanos y soviéticos, parece haber perdido más que una visa.
Otro actor inesperado: Fidel Castro. La CIA, según consta, intentó asesinarlo en múltiples ocasiones, lo que deja abierta una línea de represalia. El hecho de que Oswald simpatizara con el socialismo ha servido para alimentar esta teoría. Pero hay más: tres meses antes del asesinato, fuentes soviéticas ya alertaban sobre el posible magnicidio e incluso sobre el asesinato de Oswald a manos de un tercero. Lo que parecía una locura conspiranoca se encuentra, página tras página, respaldado por documentos desclasificados.
informes de inteligencia que han sido relacionados con la supuesta huida de Adolf Hitler a Argentina. Aunque los documentos proporcionados no mencionan directamente a Hitler, sí hay una referencia interesante en el documento 104-10209-10017, donde se registran actividades de inteligencia en Argentina en 1943. Luis Tedeschi, un personaje investigado por sus vínculos con redes comunistas y soviéticas, es mencionado en ese contexto. Cabe destacar que Argentina fue un refugio conocido para nazis tras la Segunda Guerra Mundial, en parte gracias a su neutralidad durante el conflicto, lo que facilitó la operación de redes de espionaje tanto del Eje como de los Aliados.
Sin embargo, es crucial subrayar que este tipo de hallazgos representan un "tema periférico" dentro de los archivos de JFK.. Los documentos desclasificados por Trump, se enfocan principalmente en los actores y motivos posibles del magnicidio de 1963, y solo de forma tangencial abordan temas que han alimentado otros mitos históricos.
Lo que sí es central —y contundente— es el discurso de Kennedy sobre la transparencia, pronunciado ante la prensa estadounidense en 1961. Allí, Kennedy afirmó: "La misma palabra ´secreto´ es repugnante en una sociedad libre y abierta; y nosotros somos como pueblo, intrínseca e históricamente, opuestos a las sociedades secretas, a los juramentos secretos y a los procedimientos secretos". No se trataba solo de una advertencia retórica: parecía una declaración de principios frente al poder oculto que, paradójicamente, selló su destino.
Su postura contra las sociedades secretas, su intención de frenar el programa nuclear israelí, su descontento con la CIA tras la Bahía de Cochinos, su manejo de la crisis de los misiles y su aparente deseo de retirar tropas de Vietnam lo enfrentaron a múltiples frentes. ¿Demasiados enemigos para un solo hombre?
Tal vez, como sugiere la desclasificación, no importa tanto quién disparó, sino quién escribió el guion. Y ese guion, ahora parcialmente expuesto, revela un conflicto entre la narrativa oficial y las verdades enterradas.
Referencia:
https://www.archives.gov/
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