Si otra cosa no sucede, como ya estaba previsto para estas campañas y elecciones, quien tendrá todo el control político-electoral en la conurbación Veracruz-Boca del Río –respecto a candidatos a alcaldes y diputados de la alianza PRI-PAN-PRD-, será sin duda el Clan Yunes.
Se sabe muy bien que los distritos 14 local y 4 federal -que encabezarán como parte de dicha alianza Carolina Gudiño Corro y Paco Gutiérrez de Velasco, respectivamente- no están dentro de sus proyectos ganadores.
De hecho, de buena fuente se filtró que dicho clan estaría operando para que ambos personajes pierdan la elección, pues simplemente no les interesan esas posiciones.
Lo que sí tienen bien fijo, es que van por todas las canicas en las dos alcaldías, con sus respectivas planillas edilicias, y dos diputaciones locales. E incluso extender el dominio a Alvarado, Medellín y Jamapa.
EL FIEL EMPLEADO YUNISTA
Para ello se valen del dirigente del CDE del PRI, Marlon Ramírez Marín, quien como ya todos sabemos figura como fiel operador y empleado de la familia Yunes Márquez.
Y es que para muestra de lo anterior se ha podido saber cómo Marlon Ramírez -en su esfuerzo por cumplir los caprichos de sus patrones-, ha llegado a esgrimir argumentos tan pobres como el simple pedimento de decir que le respeten su municipio -como si fuese de su propiedad- para poder hacer y deshacer.
Sin embargo, valiente dirigente priista que no defiende al PRI, si se considera que de siete candidaturas en la conurbada, sólo “conquista” una, la de Carolina Gudiño.
Pero, insólito, dicha “conquista” se dio contra su propia voluntad y la de Miguel Yunes, pues ambos pretendían imponer como candidato al panista Miguel Hermida –otro empleado y operador de los Yunes-, pero finalmente logró imponerse Carolina Gudiño Corro.
En ese tenor, al corte de hoy se puede asegurar que en la conurbación la alianza es sólo de papel, pues en los hechos ninguno de los candidatos a diputados federales llevan al PRI en absolutamente nada; ni en el decir, ni en lo visual y ni en el acompañamiento.
Todos están jugando como si el PAN fuese solo en la jornada, no hay razón para pensar que al iniciar las campañas locales vaya a ser diferente, mucho menos en el ejercicio de Gobierno, asumiendo que ganasen.
El PRI o lo que queda de este partido está desdeñado y no se percatan que éste sería el fiel de la balanza, al menos en el Puerto de Veracruz. Priva pues la soberbia y la total falta de inclusión y equilibrio, normal y característico de los Yunes, pero no del PRI.
Si recordamos, esta fotografía ya se vivió en la sucesión de la gubernatura, cuando Miguel Ángel Yunes Márquez pierde porque el PRI lo hizo perder. Y ahora tal parece que la lección no se aprendió, puesto que no conforme con lo anterior, ni en la designación de las suplencias de las diputaciones en juego, incluyeron a priístas de las diferentes corrientes.
MARLON Y ANILÚ, AL SERVICIO DE LOS JEFES
Pero aún: en la conformación de la planilla municipal del Puerto los esbirros de los Yunes Márquez -Marlon y Anilú- se quedarán con las dos primeras posiciones, por lo que el Clan del Estero tendrá en las personas de Marlon Ramírez y AnilùIngram a dos diputados priístas a su servicio, más los únicos dos regidores priístas a modo de quien aspiran sea el siguiente alcalde, Miguel Yunes Márquez.
De extrañarse tanta pasividad y permisividad del CEN del PRI, por lo que pareciera que existieran acuerdos entre los Yunes y Alejandro Moreno, dirigente del CEN del partido tricolor.
Por otro lado, el costo de dejarle el control total en esta región del estado a Miguel A. Yunes sería muy alto, de cara al 2024. Y es que si siguen como van las cosas, sin duda la alcaldía quedará en manos de Morena. Pero, en el hipotético caso de que ganaran, Miguel Yunes tendría en el congreso local su propia bancada con diputados de PAN, PRI y PRD.
Para el caso del PRI el control no lo tendrá el CEN, sino Yunes, lo que obligará al CEN a negociar con el clan. Además, el peso electoral que la conurbación implica para la siguiente elección gubernamental del 2024, es suficiente razón para obligar a lo que sea en la futura negociación de la alianza si es que han de ir aliados de nuevo.
En el caso del Puerto de Veracruz el argumento de los Yunes para acaparar todas las posiciones y candidaturas -en el caso del PRI- es que al tener en su bolsa a Marlon y Anilú, es razón suficiente para pensar que ellos harán que el PRI en el Puerto juegue a favor de sus candidatos, lo cual es totalmente falso. Muchos priistas ya están cansados de imposiciones y no es lo mismo que en los tiempos de Fidel Herrera o Javier Duarte.
Las hipótesis acercan a propios y extraños a pensar que el hecho de que el próximo alcalde de Veracruz será de Morena en la persona del exdiputado federal, Ricardo Exsome es más que probable.
En la renovación del CDE, el hoy presidente Marlon Ramírez pierde su propia elección en el Puerto.
A eso hay que agregarle que en la renovación de la dirigencia municipal tampoco pudo imponer a la buena a su empleado de toda la vida, Carlos Troncoso, por lo que cuando se vio perdido tuvo que hacer trampa, impidiendo a una de las candidatas, Rosa Aurora Cazarín, competir en la interna, negándole su registro.
Es decir, Marlon carece de todo control del PRI en el Puerto. Producto de lo anterior es visible una desbandada hacía Morena de reconocidos personajes y operadores priistas:
Gilberto Zamorano, Fernando Arteaga, Aldo Vázquez, Guadalupe Andrade, Diana Santiago -expresidenta del PRI en Xalapa-, Ismael Reyes Lara, Max Hernández, Alberto Martínez, Hiram Barragán, Erika Blanco, Guadalupe Tapia, Isidro Cano Luna, Carlos Madrazo Álvaro Sánchez Sosa, Mario Ortiz y Francisco Torres, entre muchos otros. Ahí el escenario real y de hechos.
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