Le ‘llueve’ a Chiquiyunes

Hay notas donde los delitos son menores, pero se destacan por la importancia que encierra la persona física como es el caso del senador electo Miguel Ángel Yunes Márquez al que se le acusa de presuntos delitos de uso de documentos falsos, falsedad ante la autoridad y fraude procesal.

Al no presentarse al citatorio sin una justificación válida podría enfrentar una orden de aprehensión.

De acuerdo a Código Penal vigente el uso de documentos falsos se castiga con cinco años de prisión, la falsedad ante la autoridad llevaría 8 años y otros cinco años más por el fraude procesal. Sería casi 18 años en una celda.

Se desconoce la estrategia jurídica de sus abogados y el argumento de ser senador electo.

Se repite le caso del exsecretario de Gobierno, el perredista Rogelio Franco Castán, que ya era diputado electo y continúa en prisión.

Resulta difícil creer lo que está pasando cuando tenía Chiquiyunes el estado plagado de espectaculares con la leyenda que él si sabe gobernar.

El problema del agua le corresponde a Patricia Lobeira

Sobre el grave problema que confronta el municipio del puerto de Veracruz, el gobernador Cuitláhuac García se lava las manos y afirma que le toca a la alcaldesa Patricia Lobeira resolver esa grave situación ya que fue el ayuntamiento jarocho quien les entregó al Grupo MAS esa concesión.

Si la autoridad municipal actúa, el Congreso local también intervendrá para resolver el pésimo servicio que otorga esa empresa a los habitantes del puerto de Veracruz.

A pregunta expresa de nuestra corresponsal Tere Mora, al presidente López Obrador instó a las autoridades de Veracruz que revise esa concesión a ese grupo. Pasan los años y nadie hace nada para terminar con la pésima calidad de dicho servicio, se supone que hay complicidad de las autoridades.

A quién trata de engañar Marko Cortés

Las clásicas patadas de ahogado cuando no tienen dignidad para asumir la aplastante derrota que sufrieron, el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, quiere justificar que los más de 35 millones de votos que tuvo la candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum, “fue porque no hubo piso parejo, por la intervención del presidente y la participación del crimen organizado”.

Resulta absurdo que los millones de mexicanos quienes participaron se les señale por esos infantiles motivos. Si bien se trató de un veredicto de la población sobre la buena administración del gobierno federal de AMLO y el deseo que continúe la cuarta transformación.

Debería reconocer que los principales culpables de esa aplastante derrota fue una fallida alianza de la derecha con un PRI desvalijado y un agónico PRD, con una candidata como Bertha Xóchitl Gálvez que no representaba a la ciudadanía y una estrategia errónea enfocada en atacar al presidente cuando ni siquiera estaba en la boleta.

Que se gastaron cientos de millones de pesos contratando a disque expertos extranjeros en mercadotecnia electoral y engañando a los empresarios a la clase alta de la sociedad con encuestas maquilladas que iban a ganar.

Deben aceptar que los partidos políticos que representan influyeron de manera negativa en la elección. El principal error de la oposición fue unirse en una sola coalición partidista que cargaba todos los males y el desprestigio de varias décadas acumulado.