Son escasas ocho semanas lo que tienen los candidatos al gobierno de Veracruz para convencer que son la mejor opción de un buen gobierno a los más de cuatro millones de veracruzanos que acudirán a las urnas el próximo dos de junio.
De acuerdo a los números en que se rompió el record en la selección de un gobernador donde Cuitláhuac García superó el millón 600 mil sufragios por el tsunami electoral que provocó en todo el país el activista tabasqueño de Andrés Manuel López Obrador, así hubieran puesto a un desconocido el voto que arrastraba Morena era insuperable, de allí, la frustración del gobernador Miguel Yunes Linares de aquella tarde en que él estaba más que seguro porque tenía comprometidos más de un millón 400 mil votos a favor del PAN que le garantizaban la victoria y nunca se imaginó el despertar de los veracruzanos a favor de un nuevo partido que encabezaba un hombre surgido de la nueva izquierda mexicana.
Si se repiten esas cifras la elección en este dos de junio estará más competitiva si consideramos el mismo millón 400 mil de los panistas, el medio millón del PRI y cerca de 159 mil del PRD, superarían los dos millones de sufragio, todo dependería de que esto ocurriera si los Yunes azules realizaran esta portentosa tarea, aunque no sea en este caso un familiar directo su candidato. Mucho dependerá la actitud diferente que asuma el político peroteño que está consciente que es su última oportunidad y decepcionaría a su señor padre que es un verdadero luchador.
El otro problema al que se enfrentan los del frente opositor es que el 73 por ciento de los mexicanos apoyan cualquier mensaje de su presidente de México, con el único inconveniente que no va estar en la boleta.
Lo importante es que la candidata Norma Rocío Nahle sepa motivar para movilizar la poderosa aplanadora de Morena. Esa estructura muestra sus fracturas internas que se reflejan en el intenso fuego amigo que no termina.
Una operación cicatriz es urgente porque el tiempo se acaba. No se puede olvidar el grave problema de las encontradas tribus del PRD que lograron su exterminio al grado de provocar la salida de sus fundadores quienes siguen siendo figuras de talla nacional.
Tener presente el estilo de López Obrador de ser sencillo, con verdadera humildad y honestidad, ajeno a toda soberbia, sometido a toda prueba de cualquier tentación por el poder y el dinero. Nunca llegará a perder la gran respetabilidad de ser el mejor político y cumplir como servidor público.
Saben perfectamente los dos candidatos que tienen que cambiar las estrategias de las campañas electorales del pasado, tanto la aspirante de ‘Seguiremos Haciendo Historia’, como el candidato de ‘Fuerza y Corazón por México’, quien es la segunda vez que participa y que no puede repetir los errores y equivocaciones primarios de la anterior ocasión.
No juegan los partidos políticos participan sólo las personas y es en esa personalidad donde fincan su real fortaleza electoral. El voto duro de los militantes hace tiempo que desapareció si este existiera seguiría ganando el PRI como lo hizo durante seis décadas seguidas. Las personas en el presente son ajenas a los intereses políticos lo que quieren es seguridad, empleo y buenos servicios en todos los órdenes.
El ganador-a será el que juegue limpio.
Es tiempo de grillas de café, ese público en Veracruz no desaparecerá al igual que los articulistas políticos acostumbrados a escribir novelas de ficción.
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