A principios de enero de este año, en Twitter, el excandidato presidencial de Nueva Alianza, Gabriel Quadri, publicó que “el partido Morena va a desaparecer en cuanto se retire (si es que se retira) o desaparezca del escenario su dueño único y funesto cacique”, en clara alusión al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Las disputas por las candidaturas a la Presidencia de la República, gubernaturas, senadurías y diputaciones federales que estarán en juego en 2024 pondrán a prueba la unidad y fortaleza que el partido obradorista requerirá para mantenerse en el poder y darle continuidad a su movimiento de la Cuarta Transformación.
Hasta ahora, el liderazgo del dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, parece estar rebasado, por lo que en su momento el único que podría atemperar y unificar a todos los grupos y aspirantes sería el presidente López Obrador.
El domingo pasado, por ejemplo, ante centenares de operadores políticos de la Ciudad de México, el senador Ricardo Monreal reiteró que si la elección del candidato presidencial de Morena se hace mediante “una encuesta elaborada, cantada y organizada por el partido, no tiene sentido participar, porque va a ganar quien quieren que gane; no va a ser democrático y ahí no nos vamos a prestar a ninguna farsa”.
Al hacer referencia a la elección abierta a todos los militantes, simpatizantes y público en general para elegir a integrantes de sus órganos de gobierno, el líder del Senado se preguntó por qué si Morena convoca a esta amplia participación, se niega entonces a hacerlo para seleccionar a su abanderado presidencial.
Ahora mismo, en Puebla, las principales cabezas de los grupos morenistas libran una ruda batalla en la arena penal y mediática por la disputa anticipada de la gubernatura de 2024.
Anteayer lunes, el coordinador del grupo legislativo de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier Velazco, difundió en redes sociales que había presentado una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) en contra de los que llamó “Los Tres Cochinitos”: el gobernador Miguel Barbosa; el extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Santiago Nieto Castillo, y el senador Alejandro Armenta Mier –su primo y también aspirante a la gubernatura de Puebla–, a quienes acusó de orquestar una persecución política en su contra y de filtrar información sobre la investigación por presunto lavado de dinero que se le inició desde 2021. Por ello, también incluyó en su denuncia al fiscal del estado, Gilberto Higuera.
Y mientras Barbosa reviró a Mier que primero debe responder por las presuntas operaciones con recursos de procedencia ilícita y evasión fiscal por casi 400 millones de pesos, el dirigente Mario Delgado minimizó el hecho pretextando que se trata de un asunto entre el gobernador y el diputado federal.
Otra papa caliente es el Estado de México, donde se registraron 67 aspirantes a la gubernatura, aunque la pugna se reduce sólo al senador Higinio Martínez, líder del Grupo Texcoco que se resiste a declinar por su discípula Delfina Gómez, actual titular de la SEP perfilada desde Palacio Nacional.
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