La epidemia de coronavirus que tanto nos afecta, no viene sola. Trae aparejada una severa crisis económica que hace un año ni siquiera ima.ginábamos. Ambos problemas han puesto en jaque a la mayoría de las empresas y por consiguiente al empleo.
Lejos de aplanarse la curva como lo estuvieron anunciando, los contagios y fallecimientos se han disparado. Llevamos más de 90 mil muertos oficialmente reconocidos y si no se toman pronto las decisiones correctas, a finales de año llegaremos a 120 mil defunciones, lo cual resulta alarmante.
En lugar de tomar medidas sensatas para frenar los contagios y dotar a los hospitales de recursos humanos y materiales suficientes para estar preparados cuando nos llegue el rebrote, que ya apareció en Europa y que ha obligado a implantar toques de queda a Francia, Italia y España; lo único que ha hecho el gobierno mexicano es decretar 3 días de luto por los fallecidos. Esto es solo un distractor mediático que no resuelve absolutamente nada y menos ahora que los legisladores desaparecieron de un plumazo los 33 mil millones que tenía el fondo de salud.
Por si esto fuera poco, cuando la inseguridad sigue siendo una asignatura pendiente de resolver y los delincuentes asaltan impunemente en las carreteras; cuando grupos de vivales toman las casetas de las autopistas para cobrar por su cuenta el peaje y cuando hordas de resentidos sociales de la CNTE y de las normales rurales bloquean las vías férreas en Michoacán, paralizando el tráfico de mercancías y causándole enormes pérdidas al país; en lugar de nombrar a alguien experimentado que ponga orden y frene el caos en que nos encontramos, el presidente de la república pretende que una licenciada en periodismo se haga cargo de la seguridad pública de toda la nación, cuando resulta obvio que ahí debe estar un verdadero experto en seguridad y no una persona improvisada cuyo principal mérito es la amistad con el presidente.
El colmo es que cuando hemos perdido un millón de empleos formales y otro tanto de informales, las autoridades ya están estudiando la desaparición de las empresas de outsourcing. Si esto llegara a prosperar, se perderán también miles de empleos.
Como si el país se pudiera dar el lujo de permitir que aumente más el desempleo.
Si hay empresas que han violado la Ley y abusado de la figura del outsorcing, que se les sancione. Pero barrer parejo con todas en plena época de crisis y de desempleo es una decisión descabellada.
Si continúan semejantes ocurrencias, México quedará tan dañado que la recuperación se verá cada vez más lejana.
La solución está en el 2021, para que a través de nuestro voto responsable y razonado se generen los equilibrios que le permitan a México avanzar sin sobresaltos.
No lo olvidemos por favor. Será tal vez nuestra última oportunidad.
No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana
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