El miércoles pasado, por la tarde, un grupo delincuencial perpetró un asalto masivo en la autopista Esperanza-Ciudad Mendoza, punto conocido como Cumbres de Maltrata, en los límites territoriales entre Puebla y Veracruz.
Entre las víctimas se encontraba el obispo de la Diócesis de Orizaba, Eduardo Cervantes Merino, dos sacerdotes católicos que le acompañaban y diversos automovilistas, quienes fueron interceptados por un comando integrado por una docena de delincuentes, en un falso retén.
A través de las redes sociales, el prelado narró la experiencia; y lamentó ese hecho delincuencial que no sólo afectó a los integrantes de la iglesia, sino a los automovilistas que circulaban por dicho lugar.
La Diócesis de Orizaba calificó a este punto, la autopista Puebla-Orizaba, como una zona peligrosa, por los constantes asaltos y hechos delictivos.
El caso, reflejo de la inseguridad que se registra en las zonas limítrofes entre Puebla y Veracruz, provocó reacciones, como el de la Conferencia del Episcopado Mexicano, que a través de su cuenta de X emitió el siguiente mensaje: “Expresamos nuestra solidaridad con Monseñor Eduardo Cervantes Merino, obispo de Orizaba, quien el día de miércoles 3 de abril sufrió un asalto junto con un grupo de sacerdotes que lo acompañaban en una carretera de la zona limítrofe entre Puebla y Veracruz, quienes fueron despojados violentamente de sus pertenencias…”
Agrega la jerarquía eclesiástica: “Nos duele profundamente esta situación de inseguridad que se vive todos los días, pedimos a las autoridades de todos los niveles pongan mayor atención y cuidado a un libre y seguro tránsito por las carreteras del país”.
Al igual que el CEM, el Consejo de Turismo de la región de Orizaba, a través de su vicepresidente, Luis Cruz Montesinos, lamentó los altos niveles de inseguridad en la zona; y calificó el problema como preocupante.
Casi inmediatamente después de que trascendiera el asalto masivo narrado por el obispo Cervantes Merino, la autoridad implementó un operativo de vigilancia en esa zona, desplegando elementos de la Policía Estatal, Fuerza Civil y Guardia Nacional, quienes patrullan tanto la autopista Puebla-Orizaba como la carretera Esperanza-Acultzingo.
Se instalaron en la zona puestos de vigilancia por parte de la policía, y se intensificaron los patrullajes, con la evidente finalidad de desalentar la operación de delincuentes.
No es la primera vez que hay quejas por la inseguridad en ese punto; y tampoco el primer operativo de vigilancia; de hecho, las acciones de la policía son frecuentes, pero tarde o temprano las bandas delincuenciales regresan a delinquir en esa zona.
En septiembre de 2023, por ejemplo, Coparmex alertó sobre los altos niveles de inseguridad en esa carretera, a la que calificó como “foco rojo”
Apenas en febrero pasado, el gobernador Sergio Salomón Céspedes, de Puebla, anunció un operativo de seguridad en la zona limítrofe con Veracruz, tras el hallazgo de cuatro cuerpos en la carretera Nicolás Bravo-Esperanza. Incluso, indicó que elementos de la Sedena reforzarían la vigilancia.
Incluso, el presidente López Obrador abordó el tema en su conferencia mañanera del 9 de enero, cuando apuntó que solicitaría un reporte sobre la situación a la Guardia Nacional, y pediría que se refuercen los operativos en los tramos carreteros Puebla-Perote y Puebla-Orizaba (Cumbres de Maltrata).
¿Y qué paso? Nada; los niveles de inseguridad siguen altos; y la delincuencia, sin freno. Esa zona limítrofe sigue como un punto peligroso tanto en Puebla como en Veracruz.
@luisromero85
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