Como si fuera parte de una rutina a la que lamentablemente ya nos acostumbramos, los intereses políticos en turno determinan cada fin de año cuánto aumentarán los salarios mínimos. No existe ningún estudio serio ni previo que determine el impacto que esta medida tendrá en los costos y sobre todo en la inflación. Los cálculos que normalmente hacen los gobernantes están basados en la rentabilidad electoral de sus decisiones porque el presentarse como redentores del pueblo siempre les genera votos.
Por eso la Comisión Nacional de Salarios Mínimos determina el incremento siguiendo la línea que le marcan desde arriba, en base a los intereses y ocurrencias del momento.
Salvo excepciones escasas y honrosas, los líderes empresariales de las cúpulas terminan haciendo algo semejante. Aprueban sin protestar todo lo que les indican. Les encanta andar de queda bien con quienes mandan y prefieren acatar lo que les imponen para conservar sus relaciones, privilegios y en algunos casos hasta sus contratos.
Solo debo insistir por enésima vez: No puede hablarse de incrementos salariales, es decir en los costos, si antes no se mejora la productividad. Pagar más produciendo lo mismo o incluso menos es totalmente descabellado e inflacionario. Quien no lo crea, vaya al super y vea lo que han subido los precios en los últimos meses. De nada sirve traer más dinero en la cartera si cada vez nos alcanza para comprar menos.
Como el año próximo hay elecciones, muchos legisladores ya andan promoviendo la semana laboral de 40 horas, sin tomar en cuenta las condiciones de cada empresa. Para ellos es muy fácil decidir sobre temas que no les afectan, porque la mayoría han sido burócratas y grillos que viven del erario y desconocen las peripecias por las que pasa un empresario que debe de pagar salarios, impuestos, cuotas al Seguro Social, al SAR y al Infonavit, el injusto Impuesto a la Nómina, los aguinaldos, las vacaciones, la prima vacacional, los días festivos, etc. etc.
No entienden los políticos que los pequeños negocios apenas sobreviven con los gastos que actualmente tienen y hacen esfuerzos para no cerrar. Esas empresas son mayoría en México y también son las que más empleos generan.
Para no quebrar muchas de ellas tendrán que migrar a la informalidad o despedir personal, porque no podrán con los nuevos costos. Resultará peor el remedio que la enfermedad.
Pero eso los políticos no lo ven. Les interesa solamente el corto plazo. Subir salarios y reducir las horas laboradas semanalmente, les generará votos; aunque el país se estanque o incluso retroceda y la tan temida devaluación nos pueda alcanzar después de las elecciones, dejándonos peor.
Hay un puñado de políticos serios. Ellos podrían salvar a México de las ocurrencias. Pero son minoría y no sé si sus votos sean suficientes para frenarlas.
En el lado opuesto hay políticos convenencieros. Han aprendido muy rápido el arte del trapecismo. Brincan de un partido a otro. Carecen de ideología y de principios. Se van con el mejor postor o dicho de otra manera con quien les ofrezca un mejor “hueso”.
Con tal de seguir enchufados a la ubre presupuestal, son capaces de aliarse con quienes hasta hace poco consideraban sus adversarios y a los cuales criticaban con bastante dureza. Ahora resulta que hasta amigochos son. Definitivamente no nos representan. Cambian de principios como cambiarse de ropa.
Ni modo. Eso es lo que tenemos y lo que debemos de corregir. Por eso reflexionemos bien nuestro voto y elijamos en el 2024 a quienes realmente nos representen con dignidad, capacidad y verdadero compromiso con México.
¿No les parece a Ustedes?
Que la alegría que nos produce celebrar un aniversario más del Natalicio del Redentor del Mundo inunde nuestros hogares y nos ayude a permanecer unidos, firmes, entusiastas y perseverantes.
¡Feliz Navidad a todos!
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