Sí, es posible.
No es sencillo, pero es posible. ¿Es probable? Hoy, no. Enfrentaremos una maquinaria electoral colosal, con un enorme despliegue territorial —controla 22 estados y podría aumentar hasta 24. Tiene un líder carismático y, peor, es una maquinaria que no reconoce límites legales: ni en su actuar, ni en sus sociedades.
¿Y entonces?
Hay factores que podrían mover la elección en favor de las oposiciones.
Primero: hay tres tendencias que modificarán los escenarios: una economía cada vez más débil que llevará el hambre, desempleo y desespero a miles de hogares. B) Una violencia sin control. C) Una relación que se deteriora por minuto con Estados Unidos.
Segundo: Morena no tiene buenos candidatos. Los suspirantes no sólo carecen de carisma, sino de resultados. No tienen en su estado de cuenta buenos resultados. El carisma no se compra en botica y los resultados no se inventan. Los pecados, en elecciones, suelen nublar las virtudes.
Tercero: Morena es una familia disfuncional. Como tal, se van a desgreñar cuando el Gran Destapador decida lo que quiera.
Cuarto: 2024 será una elección muy grande. Más de 10 mil cargos. Pa’ abrir boca: se renueva la presidencia, 628 escaños y curules, 27 congresos locales y más de 1,600 ayuntamientos o similares (recuerden que en cada uno se eligen síndicos y regidores)
No paso por alto algo clave. Por eso lo pongo aparte: se disputan 9 gubernaturas.
Quinto. De las 9, 6 son de los 8 padrones más grandes del país. Sólo no se renovarán el Estado de México (padrón 1) y Nuevo León (7). En conjunto, esos 6 estados son casi 40% de la lista nominal.
De esos 6 grandes padrones, sólo 2 no son gobernados por Morena: Jalisco y Guanajuato. Y aquí viene otra novedad: Morena no ha sido puesto a prueba en estados donde gobierna. La única excepción es Baja California. Todas las elecciones estatales que ha ganado estaban gobernadas por oposiciones. Habrá que ver si la gente castiga o premia, por ejemplo, a Cuauhtémoc Blanco.
Pues ahí está. ¿Y?
El problema no son las tendencias profundas ni las condiciones locales, ni lo que Morena haga o deje de hacer. El problema es ¿qué vamos a hacer nosotros para ganar?
Mi premisa central: si la sociedad civil no se moviliza desde hoy, las tendencias y condiciones favorables no serán suficientes.
La elección intermedia, clave para el país, vio una participación de 52%. Sólo 5% más que el promedio histórico en intermedias. ¿Qué significa? Que 44 millones de personas se quedaron en casita. En las elecciones de junio de este año, en Oaxaca votó el 38% y en Quintana Roo el 41%. Salvo en Tamaulipas, en ningún estado se rebasó el 50%. ¿Es neta?
La solución del futuro del país no está en los partidos: está en la sociedad. Los independientes definimos los resultados. Más participación, menos manipulación.
Pero tenemos una sociedad indiferente que no se involucra en resolver la vida que los gobiernos nos están destruyendo.
La alianza partidaria es condición necesaria, no suficiente para ser competitivos. ¿Por qué? Porque el PRI y el PAN están viviendo una crisis profunda que no quieren, no pueden o no saben cómo resolver. El PRD es un cadáver andante. MC quiere venderse como la salvación nacional cuando obtuvo (excluyendo Quintana Roo) 5.9% de atracción de voto en las elecciones pasadas, por no hablar del desastre que ha sido Samuel García.
No veo cómo una alianza de cascarones puede funcionar. Hay que arreglar a los partidos primero. La suma de votos duros acumulados de las oposiciones llega a 19% de la lista nominal. Juntos, No rebasan a Morena.
¿Tons?
A la alianza le falta contenido y conexiones con la sociedad. Es una mesa con tres patas. La cuarta es postular perfiles ciudadanos y enriquecer sus ideologías con nuestras ideas. Y esas ideas reflejarán, sólo entonces, el mosaico geográfico y de interés de las regiones.
Pero eso no lo harán por sí mismos. Está claro. Tenemos que forzarlos y eso implica que debemos agruparnos, organizarnos, ser activistas del rescate urgente de México.
Implica, ya no por amor a México sino por supervivencia, involucrarnos en los asuntos públicos, informarnos, presionar a representantes, alzar la voz frente a los partidos, tocar a personas de carne y hueso.
Mandar tuits no basta. Hay que convencer y crear organizaciones ciudadanas. No se equivoquen: las elecciones se ganan con votos, no con likes ni retuits.
Nuestro reto es pasar de ser habitantes a ciudadanos. Es eso o pasaremos a ser de habitantes a víctimas.
@fvazquezrig
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