Un error grande, diría que enorme, que cometen los padres de familia es que se dejan llevar por entrenadores quienes con ganas de trascender de manera personal no orientan adecuadamente a sus pupilos y se llevan entre las "espuelas" a sus progenitores.
Me refiero no solo al tenis que es el deporte que me apasiona y del cual escribo en este espacio, sino que aplica para cualquier disciplina donde estén involucrados necesariamente los entrenadores.
Que los hay de todo tipo, entre ellos aquellos que solo lo hacen por hacer negocio con las ilusiones de los niños y a veces hasta con la de los padres de familia.
Desde el punto de vista de padre, una trinchera de la que también formé parte, se debe saber y entender que esta actividad requiere para competir a buen nivel, de recursos económicos para solventar viajes y apoyo a los jugadores.
Recuerdo que cuando tuve mi primer hijo allá por 1990, tenía una gama de campeonatos nacionales, tenía un prestigio y un bagaje de desarrollo importante dentro de este demandante mundo del tenis.
Es así como el compromiso que adquirí es evitar llevar a mis alumnos sin fundamentos básicos a jugar un torneo, eso va en contra de tus principios como entrenador de tenis.
Este deporte tiene que ver mucho con el costo beneficio, porque hay algunos padres exitosos o la mayoría de los padres de jugadores de tenis son padres exitosos en su trabajo.
Es gente que tiene negocios o gente que tiene un alto nivel para poder, primero tener acceso a un club y segundo dinero para invertir en el deporte para contratar clases, porque es un deporte como todos sabemos, que necesitas de la guía de alguien para poder desarrollar y una guía técnica-táctica, además de psicológica.
Entonces viene el gran dilema, elegir a la persona indicada, a la persona correcta que pueda cumplir con las exigencias que demanda la actividad del tenis, no solo por aprender los fundamentos sino para en un futuro no lejano buscar competir a un buen nivel.
En este sentido, debemos tener mucho tacto para elegir al entrenador correcto, que pueda cumplir con la doble función de ser un gran formador y asimismo, buscar la excelencia competitiva de los alumnos.
Cuando en mi equipo de trabajo tengo un alumno-entrenador con experiencia, éste debe conocer los niveles, las capacidades técnico-tácticas y de preparación física de cada jugador.
La categoría ideal en la que debe iniciar un practicante de tenis es a la de 10 años y menores, etapa donde tenistas con fundamentos básicos adquiridos ya pueden jugar en categorías abiertas.
Hay situaciones muy básicas para saber si un tenista está en buen camino, hablando de las categorías de iniciación.
Un niño de 9 años que está empezando y no puede sacar bien todavía con apenas un año de entrenamiento, no lo pueden poner a competir porque no tendrá éxito, ya que la mayoría de los niños empiezan entre los cuatro y seis años.
El resultado será la frustración inminente del niño.
Aunque el tema es muy amplio, lo que quiero es dejar en transmitir a mis lectores, muchos padres de familia, es que no pongan a competir a sus hijos si no tienen el nivel, sino han desarrollado sus habilidades correctamente.
Y si un tenista no ha desarrollado sus habilidades correctamente no gastes financieramente para llevarlo a jugar un torneo, tan solo porque crees que va a tener experiencia y esa experiencia lo va a hacer mejor, falso, es el error más común en esta actividad.
Recuerdan cuando me refiero a costo beneficio. Bueno, les ejemplificó lo siguiente.
Si yo tengo un alumno y tengo las posibilidades de llevarlo a jugar a Estados Unidos pero el costo beneficio de ese torneo me cuesta 60 mil pesos, pero si tengo a la mano competencias de niños de 12 años, aunque mi hijo tenga 9 años y me cuesta 4 mil pesos competir, sería mejor esta última opción.
No porque vaya a jugar torneos de renombre se va a forjar un mejor jugador.
Lo importante es que los niños jueguen buen tenis, que compitan, pero sobre todo que jueguen con humildad.
Aquí tenemos solo campeoncitos, una muestra de menos de mil jugadores y ya se siente grandes, pero no han hecho nada, son jugadores inflados que debemos ponerlos en una verdadera línea de competencia para que sus aspiraciones sean reales, primero para una formación personal, en segundo término para una beca universitaria, mientras que en un tercer término para poder ser un jugador profesional univers.
Ing. César Ramírez Aguir profesional.
Generando campeones.
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto | Aviso de Privacidad
Reservados todos los derechos 2025 |